Dejar de fumar es uno de los objetivos más trazados, a través de la historia, por todas las personas adictas al tabaco.
No obstante, dentro de este grupo existe una mayoría escéptica frente al tema, la cual afirma no obtener nada bueno.
Ya sean buenos o malos, es bastante complicado dejar de lado los hábitos. Este es el caso del cigarrillo. Los individuos habituados a esta negativa costumbre suelen ser tercos y en muy pocas ocasiones aceptan ayuda profesional.
El tabaquismo se encuentra entre las principales causas de muerte en todo el mundo, y por eso se puja tanto para evitar su consumo.
Sin embargo, este argumento no llega a resultar del todo válido para los que están enganchados al tabaco.
Argumentos cronológicos para dejar de fumar
De forma curiosa, esta terrible consecuencia del consumo de cigarrillo no suele inquietar a sus principales seguidores.
No obstante, presentar una serie de beneficios en orden cronológico puede resultar mucho más convincente.
Si tú o alguna persona conocida fumáis, los siguientes argumentos pueden haceros cambiar de parecer. A continuación te mostraremos qué sucede cuando se deja de fumar.
Doce horas después de haber dejado el cigarrillo
Siendo cronológicos, los beneficios obtenidos al dejar de fumar comienzan después de las primeras doce horas de haberlo hecho. Por lo tanto, el siguiente funciona como el punto de partida para argumentar tal gesta.
Luego de doce horas el organismo comienza a liberarse de todo tipo de toxinas relativas al cigarrillo.
Los niveles de oxígeno aumentan y los de monóxido disminuyen de manera considerable.
Dos días sin fumar
Los principales sentidos del cuerpo comienzan a recuperar su función normal. Un ejemplo claro de ello son el olfato y el gusto. Tras pasar 48 horas sin fumar se perciben mejor los olores y sabores.
Cabe señalar al cigarrillo como uno de los principales culpables del deterioro de diversas terminaciones nerviosas relativas a los sentidos.
Un mes después de dejar de fumar
En términos generales, la dificultad para respirar y la tos son problemas asociados de manera directa con la práctica del tabaquismo.
Transcurrido un tiempo aproximado de 30 días sin fumar, los pulmones se ven beneficiados.
La condición física mejora de forma paulatina, y la tos desaparece por completo.
Nueve meses sin fumarLos beneficios relativos al sistema respiratorio no dejan de acrecentarse gracias a la depuración de los bronquios y los cilios (estructuras encontradas dentro de dichos órganos).
Por otra parte, nueves meses después de dejar de fumar, el sistema circulatorio también se ve favorecido.
La sangre oxigenada transita con mayor facilidad por las arterias, y llega mejor a los principales órganos del cuerpo.
Por otra parte, nueves meses después de dejar de fumar, el sistema circulatorio también se ve favorecido.
La sangre oxigenada transita con mayor facilidad por las arterias, y llega mejor a los principales órganos del cuerpo.
Cinco años del último cigarrillo
Como acabamos de señalar, el sistema circulatorio es uno de los principales atrofiados por las toxinas presentes en el tabaco. Así las cosas, es normal que su reparación tarde más tiempo.
Tras cinco años sin fumar, aproximadamente, los componentes de la circulación sanguínea se ven reparados por completo.
Tanto arterias como venas retoman su tamaño normal y las probabilidades de padecer enfermedades coronarias se minimizan.
Diez años sin fumarA estas alturas es posible que el olor a tabaco o tener a una persona fumando cerca cause cierto desagrado. Más allá de ello, el organismo continúa su ciclo de recuperación paulatino.
Los daños ocasionados por dicho hábitos son muy grandes e incluso tras diez años el ciclo de sanación sigue latente.
Sufrir o morir debido al cáncer de pulmón termina siendo una posibilidad remota.
Asimismo, también resulta más compleja la afectación de órganos como la boca y el páncreas.
Veinte años después de haber dejado el tabaco por completo
Viéndolo en un plano cronológico, veinte años pueden parecer muy poco tiempo de transición. No obstante, analizándolo a fondo, durante estos pueden acontecer muchísimas cosas.
Incluso, para un gran número de personas, dos décadas señalan un amplio porcentaje de su vida completa.
Tras el cumplimiento de esta temporada el organismo no percibe ni un solo rastro de haber fumado. Incluso se reconoce como un individuo que nunca en la vida inhaló el humo del tabaco.
Con base en lo anterior, los índices de sufrir enfermedades asociadas al tabaquismo son prácticamente nulos.
Las probabilidades de padecer algún problema de salud son similares a las de una persona normal.
Como acabamos de señalar, el sistema circulatorio es uno de los principales atrofiados por las toxinas presentes en el tabaco. Así las cosas, es normal que su reparación tarde más tiempo.
Tras cinco años sin fumar, aproximadamente, los componentes de la circulación sanguínea se ven reparados por completo.
Tanto arterias como venas retoman su tamaño normal y las probabilidades de padecer enfermedades coronarias se minimizan.
Diez años sin fumarA estas alturas es posible que el olor a tabaco o tener a una persona fumando cerca cause cierto desagrado. Más allá de ello, el organismo continúa su ciclo de recuperación paulatino.
Los daños ocasionados por dicho hábitos son muy grandes e incluso tras diez años el ciclo de sanación sigue latente.
Sufrir o morir debido al cáncer de pulmón termina siendo una posibilidad remota.
Asimismo, también resulta más compleja la afectación de órganos como la boca y el páncreas.
Veinte años después de haber dejado el tabaco por completo
Viéndolo en un plano cronológico, veinte años pueden parecer muy poco tiempo de transición. No obstante, analizándolo a fondo, durante estos pueden acontecer muchísimas cosas.
Incluso, para un gran número de personas, dos décadas señalan un amplio porcentaje de su vida completa.
Tras el cumplimiento de esta temporada el organismo no percibe ni un solo rastro de haber fumado. Incluso se reconoce como un individuo que nunca en la vida inhaló el humo del tabaco.
Con base en lo anterior, los índices de sufrir enfermedades asociadas al tabaquismo son prácticamente nulos.
Las probabilidades de padecer algún problema de salud son similares a las de una persona normal.
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