jueves, 13 de octubre de 2011

EL ACEITE DEL ÁRBOL DEL TÉ (TEA TREE)

El árbol del té (Melaleuca Alternifolia), es de origen australiano y contiene numerosos aceites esenciales.

Historia: Las tribus aborígenes australianas de la Costa Norte de Nueva Gales del Sur, utilizaban estas mismas hojas para tratar cortes, quemaduras, picaduras de insectos e infecciones de la piel. El Capitán James Cook y su equipo fueron quienes le otorgaron el nombre de "árbol de té", puesto que ingeniosamente utilizaron sus hojas como sustituto de esta infusión y como condimento de la cerveza. Los soldados australianos que participaban en la primera guerra mundial portaban aceite de árbol de té que se les había otorgado como desinfectante, originando una alta demanda de su producción. Por lo visto, resulta un potente antiséptico, eliminando bacterias, hongos y virus (en 1949 es reconocido oficialmente por el departamento de sanidad australiano).

EFECTO MEDICINAL:
A diferencia de otros remedios , el aceite del árbol del té posee un efecto antiséptico triple. Actúa  contra: bacterias, virus, y hongos.
- Por su poder antiséptico ayuda en las heridas, quemaduras, cortes, picaduras de insectos,  acné,... 
- Ayuda en las infecciones de las vías respiratorias: gripe, faringitis, bronquitis.... y en las infecciones de las partes genitales.
- Es también eficaz en las micosis: pie de atleta, uñas con hongos, aftas....
- Eficaz en todo tipo de virus.
- Eficaz en cisitis, fiebre, hemorroides, dolor de oídos, quemaduras, ampollas, dolor de muelas, piojos (pero no en liendres), caspa, también como desinfectamente y desodorante (especialmente activo contra el sudor).

Hay todo un libro con tratamientos para poder conocer y disfrutar de las extraordinarias propiedades del aceite del árbol del té.




martes, 11 de octubre de 2011

Un ejercicio rápido para sanar la mente

por Claudio María Domínguez.

Amigos divinos, tomémonos un tiempito hermoso cada día de reflexión y calma. Todo está sucediendo ahora; pero nuestra personalidad formada por nuestro pasado se alimenta de la memoria y de la información que tenemos acumulada haciéndonos repetir viejos códigos.
El observador se cree diferente a lo observado y por eso, juzga, opina, recuerda, compara, analiza, elige. Y en esa elección sobre lo que le gusta o disgusta al observador se genera todo conflicto: Lo que tengo, lo que no tengo, lo que deseo pero no obtengo, lo que pudo haber sido, lo que debería ser, la frustración de una mente que desea poseer, y queda automáticamente poseída y prisionera de su propia irrealidad.
El observador y el observado son lo mismo. EL observador no existiría si no existiera eso que observa. Lo observado solo existe en función de que haya un observador. Si comprendemos la unidad, la misma energía divina que hay en nosotros y en eso que creíamos separado de nosotros, va cesando el rechazo, la resistencia, la valoración, la opinión, la creencia, todo lo que ha sido hasta ahora clara fuente de separación y sufrimiento.
Dicen los avatares: “El pensador, el acto de pensar, y el pensamiento son exactamente lo mismo” “Quien ama, el ser amado y el amor en cuestión, son la misma energía” Donde antes veíamos separación, ahora veamos unidad. Respiremos y amemos. Lo demás, es puro cuento.
Hagan este pequeño ejercicio:
Con los ojos abiertos observen el cielo nocturno o una fotografía del cosmos. Vean todas las estrellas, visualicen el espacio cósmico infinito que está lleno de billones de estrellas.
Imaginen que todas las estrellas desaparecen. ¿Entonces, qué es lo que queda? El espacio. Ahora cierren sus ojos y hagan exactamente lo mismo con su espacio interno. Imagínenlo lleno de estrellas y de luces, e incluso colores. Ahora imaginen que todo desaparece y se disuelve en la oscuridad. ¿Qué queda entonces? ¿No es acaso lo mismo? ¿No es el mismo espacio interno infinito? Ahora imaginen el espacio interior y exterior uniéndose, fundiéndose uno en el otro, ya que realmente son lo mismo.
Permanezcan en esa expansión silenciosa de conciencia tanto como puedan, sin pensamientos o imágenes mentales. Ese espacio, exterior e interior es uno, no está vacío, porque está lleno de conciencia, y tu eres consciente de él, en el, con el. Esa es la existencia plena.
Practiquen esto y habrán llenado la única condición requerida para la auto realización.
Háganlo tantas veces como puedan, y estén completamente conscientes de que la entera creación cósmica de nombres y formas con los millones de universos multidimensionales, existe solamente dentro de la conciencia y por lo tanto nunca esta separada de esa fuerza básica que es siempre pura, y eterna, conciencia.
Nada en absoluto existe fuera de la conciencia.
Toda la creación existe siempre y solamente dentro de la conciencia.
Toda la creación esta simplemente imaginada por el ser dentro de si misma y no es más que un sueño o una proyección de la conciencia, de la fuente de la que todo surge.
Lo que tantos sabios en el transcurso de los siglos llaman Dios.
Gracias por existir
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