¿Cuántas veces, te has fijado alguna meta que deseas conseguir, algo que en un principio te hace sentir fuertemente motivado y lleno de emoción, pero poco después, simplemente te encuentras
dándote por vencido o renunciando a ello?
El culpable de eso es un pequeño órgano que se encuentra dentro de tu cerebro llamado La Amígdala. La amígdala es un pequeño
conjunto de núcleos en forma de almendra localizado en nuestro cerebro cuya función es la de enviar al cuerpo ciertos químicos cuándo es necesario que sientas miedo, ansiedad, duda o incluso depresión.
Puedo apostar que te estarás preguntando por qué loca razón, la Madre Naturaleza nos equiparía con un órgano como ése.
Déjame explicarte. La amígdala es alertada por otras partes de tu cerebro cuando tú te encuentras en alguna situación que puede resultar en detrimento de tu salud o bienestar, o simplemente que no está alineada con lo que deseas.
En el hombre primitivo por ejemplo, la amígdala enviaba los químicos necesarios al cuerpo cuando se encontraba frente al peligro de un gran depredador con la intención de provocarle la sensación de miedo necesaria que lo previniera a reaccionar, ya sea para enfrentarse o para alejarse del peligro.
Para el hombre moderno, el proceso funciona exactamente de la misma manera; si bien no es común enfrentar grandes carnívoros que puedan atacarnos en nuestros días, siempre estamos alertas
del peligro, por ejemplo al dar un paseo por el jardín nos cuidamos de alguna araña que pueda sorprendernos.
La amígdala es la que nos provoca esos sentimientos. La amígdala sabe exactamente cuándo estamos saliendo de nuestro terreno conocido y de nuestra zona de confort en cada aspecto de nuestra vida y actúa en consecuencia. Salirte de tu zona de confort se refiere a toda clase de cosas que realices.
Así cómo te sientes incómodo caminando a través de un terreno en la obscuridad, igualmente te sientes fuera de confort cuando realizas cualquier cosa que nunca has hecho antes, tal cómo un
nuevo trabajo, o una nueva carrera, aprender a invertir, una nueva dieta o programa de ejercicios, abandonar un mal hábito como fumar, etc.
Cualquier cosa que intentes hacer que sea nueva o diferente para ti. Te daré un ejemplo, uno de los más grandes miedos que todos tenemos es el de hablar en público.
Esto es debido a nuestra auto imagen. La mayoría nos sentimos incapaces de hablar en público ya porque nunca lo hemos hecho antes o porque lo intentamos alguna vez y nos sentimos inseguros,
de cualquier manera es algo que trataríamos de evitar.
Es precisamente la amígdala el órgano responsable de llenar tu cuerpo de miedo con la sola idea tener que hablar en público.
Y la lista puede seguir: hacer llamadas de ventas, pedir un aumento de sueldo al jefe, tratar de eliminar malos alimentos, ahorrar dinero, crear un negocio, invitar a alguien a salir y lo que quieras añadir.
Ya sea si es por temor al rechazo o simplemente por la resistencia a tener que cambiar algo a lo que estamos acostumbrados, nuestra zona de confort está siendo empujada por la amígdala. Debido a que no nos gustan los sentimientos que nos produce salirnos de nuestra zona de confort, siempre encontraremos excusas para evitar el cambio. ¿Cuántas veces has hecho eso?
Ejercicio: Sólo para que te des una idea de cómo trabaja la amígdala, la próxima vez que te topes con un desconocido en la calle, quédate mirándolo fijamente directo a los ojo, sin decir nada,
ni sonreír, solo viéndolo.
¿Crees que puedas hacerlo? ¿Cómo te sentirías? ¿Crees que esto te resultaría incómodo?
Si es así, ahora sabes que esta sensación es provocada por los químicos que libera tu amígdala ante esa extraña situación. Si no te produce angustia ni incomodidad, es que eres alguien completamente raro!
Estoy bromeando, hay quiénes si podrían hacerlo, pero realmente muy pocos. Mientras pensabas en el ejercicio, cuántas ideas de resistencia o temores vinieron a tu mente? Que tal si esa persona
se molesta, que tal si me dice algo o me agrede?
Puedes darte cuenta de cómo funciona? Ahora piensa en alguna cosa que desees y checa si acaso tienes los mismos sentimientos.
¿Estas sintiendo alguna incomodidad mientras piensas en la idea de ganar millones?
Si es así, tu imagen propia te esta comunicando que no crees que eres capaz de realizar esa meta.
Por el momento, utiliza esta herramienta para determinar cuáles son tus creencias.
El siguiente correo tratará sobre el sistema en el cerebro que le da las instrucciones a la amígdala para producir los químicos del miedo, ansiedad y duda. Es el sistema que se dá cuenta si tus pensamientos están alineados con tus creencias y tu imagen propia.