viernes, 9 de junio de 2017

Reflexión: El Buen Amigo


Había una vez un muchacho quien tenía un mal temperamento.
Un día su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera su temperamento, él debería clavar uno en la parte de atrás de la cerca.
El primer día el muchacho había puesto 37 clavos en la cerca.
En las siguientes semanas, así como iba aprendiendo a controlar su ira el número de clavos iba disminuyendo gradualmente.
Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que poner aquellos clavos en la cerca y finalmente llegó el día en que el muchacho no perdió su temperamento para nada.
Le dijo a su padre acerca de esto y él le sugirió que ahora fuera quitando un clavo por cada día en el que era capaz de controlarse.
Los días pasaron y el muchacho finalmente fue capaz de decirle a su Padre que había quitado todos los clavos.
El padre tomó a su hijo de la mano y lo condujo a la cerca. Le dijo:
“Lo has hecho bien, hijo, pero observa los huecos en la cerca. La cerca nunca volverá a ser la misma.
Cuando dijiste cosas enojado, ellas dejaron una cicatriz como ésta.
Tú puedes ponerle un cuchillo a un hombre y cortarlo No importa cuantas veces digas lo siento, la herida seguirá ahí”.
Una herida verbal es tan mala como una física.
Efectivamente, los amigos son joyas muy raras.
Ellos te hacen reír y te alientan para que tengas éxito.
Te prestan atención, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrir su corazón a nosotros.
Perdóname, por favor, si alguna vez hice un hoyo en tu cerca.
Autor: Desconocido
Sin descripción.

Fuente:http://www.enbuenasmanos.com

miércoles, 7 de junio de 2017

Reflexión: Amor sin Ataduras



Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu…
Nos amamos… empezó el joven
Y nos vamos a casar… dijo ella.
Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.
Por favor, repitieron, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra…
Hay algo,-dijo el viejo- pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
Nube Azul… -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Comprendiste?
Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno. Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!
Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.
El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
Eran verdaderamente hermosos ejemplares.
Y ahora ¿qué haremos?, -preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
No, dijo el viejo.
¿Los cocinaremos y comeremos su carne?, propuso la joven.
No, repitió el viejo. Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres…
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro.
Si quieren que el amor perdure… “vuelen juntos, pero jamás atados”.
Autor: Desconocido
Fuente: www.enbuenasmanos.com

lunes, 5 de junio de 2017

3 secretos de la sabiduría antigua para ser felices


A pesar de todos los avances con las que contamos en la actualidad, para ser felices basta con tener en cuenta la sabiduría antigua, ya que tiene enseñanzas más que valiosas
sabiduría antigua
Muchos de los consejos que hoy se nos siguen presentando para ser felices no son novedosos, sino que provienen de la sabiduría antigua.
Una sabiduría que parece que ha quedado relegada a épocas posteriores pero que, curiosamente, seguimos teniendo que traer al mundo actual, porque no hemos sabido interiorizar todo lo que nos quiere transmitir.

En nuestro espacio te vamos a descubrir 3 secretos de la sabiduría antigua que será muy importante que pongamos en práctica desde hoy mismo.
Y es que, si los sabios los llevaban a cabo, sería por algo, ¿no?

Secretos de la sabiduría antigua para poner en práctica

1. Controla solo lo que puedas controlar e ignora el resto

sabiduría-antigua
El primero de los secretos de la sabiduría antigua es muy importante, ya que ¿cuántas veces deseamos controlar cosas que no están en nuestra mano?
Ante un problema que nos asole, una preocupación que nos mantenga en vilo, es necesario que nos preguntemos si podemos hacer algo al respecto.
Ya lo decían los estoicos: “¿Puedo hacer algo ante este problema? Si puedo, entonces me pondré en acción; si no puedo hacer nada, entonces lo aceptaré”.
No obstante, no actuamos nunca de esta manera tan sabia. Chocamos una y otra vez contra la misma pared, desgastándonos, minando nuestra autoestima y volviéndonos ansiosos.
No siempre podemos controlarlo todo, porque hay cosas que pasan porque sí, y eso está bien. Asumir esto nos librará de una pesada carga, pues a veces queremos hacernos responsables de cosas que no podemos.
Esto, en ocasiones, es fruto de algún miedo, de inseguridades o de cualquier otro problema que nos impide dejar ir.
Permitámonos fluir, aceptar y no obcecarnos tanto por aquello que sabemos que no podemos controlar. Lo mejor surge cuando aprendemos a soltar ese control.

2. Acepta y deja de negar

hombre-con-paraguas
Aceptar es una de las cosas más difíciles de nuestra vida, porque esto a veces implica dejar de adoptar el rol de víctimas.
Cuando no aceptamos una enfermedad, una situación o un periodo de nuestra vida que no va del todo bien, empezamos a negar lo que sucede y a rebelarnos contra ello.
Esta situación es tan absurda como ver que está lloviendo y negarlo o rebelarnos contra ello sin parar. ¿Ganamos algo? ¿Podemos cambiar la situación? La respuesta es un “no” rotundo, donde nuestra única opción es aceptar lo que está sucediendo.
¿Por qué ocurre esta negación ante la realidad? A causa de nuestras expectativas, de lo que consideramos buena suerte y mala suerte…
Todo esto nos lleva al sufrimiento y a poner en práctica una resistencia que será inútil. No somos víctimas, el mundo no está en nuestra contra. Las cosas suceden porque sí.
Aceptemos lo que no está en nuestras manos poder cambiar. Hacer lo contrario, según los estoicos, es desperdiciar una gran parte de nuestra energía.

3. El responsable de tu vida eres tú

sabiduría antigua
El tercero de los secretos de la sabiduría antigua es muy importante para así eliminar la culpa de nuestra vida.
Tendemos a culpabilizar a nuestros padres de lo mal que se portaron con nosotros, no obstante, ahora ¡ya somos adultos!
Como ya decía Séneca: “Decimos que no elegimos a nuestros padres, que nos fueron dados por casualidad, pero podemos elegir qué hijos queremos ser“.
Mirar hacia atrás y lamentarnos por todo lo ocurrido no nos aportará nada bueno. Es una manera de excusar nuestra pasividad para hacer algo ante todas las dificultades que en el momento actual no están asolando.
No obstante, somos adultos, tenemos el poder de recorrer un sendero diferente al que trazaron nuestros progenitores. Ahora somos nosotros los responsables de nuestras vida, nadie más.
¿Qué es lo que queremos hacer?
 
 Hoy es el día de empezar a soltar el control de aquello ante lo que no podemos hacer nada, de aceptar las situaciones tal y como se presenten y de empezar a tomar el timón de nuestras vidas.
Caer en la obsesión, en la negación y en la culpabilidad solo nos traerá infelicidad.

Imágenes: Christian Schloe
https://mejorconsalud.com/