La piel manifiesta todas nuestras emociones, a través de ella manifiesta su malestar por las disfunciones internas y las agresiones externas (clima, atmósfera, polución...).
La piel es el mayor sistema del cuerpo actuando como barrera protectora que aísla al organismo, protege y contribuye a mantener íntegras sus estructuras.
La piel, está unida a todos los órganos internos de nuestro cuerpo a través de terminaciones nerviosas y otros anexos.
Cuando sufrimos estrés, nuestra piel puede reaccionar de distintas maneras: rojeces, picor, acné, prurito... No olvidemos que la piel y el sistema nervioso van unidos.
El deterioro biológico producido por causas naturales se presenta en forma de arrugas.
Las arrugas que llevan al envejecimiento de la piel es debido a que solemos ir perdiendo gradualmente en la dermis (capa profunda del tejido conjuntivo donde abundan fibras de colágeno y elastina), son las que dan la consistencia y elasticidad a la piel.
Pueden influir tanto factores externos (sol, polución...), cómo factores internos (principalmente la alimentación, al no llevar una dieta equilibrada hay una falta de vitaminas que hacen que nuestra piel se debilite, el alcohol y el tabaco también, al ser toxinas muy reactivas).
A medida que pasa el tiempo, se pierden tres elementos importantes para la piel:
- Colágeno: está fibra proteínica (fabricada por los fibroblastos, se encuentra en la capa más profunda),es la que aporta firmeza a la piel y la que provoca al perderse que se vuelva más fina
- Elastina: es la responsable de la elasticidad y de la resistencia