lunes, 26 de junio de 2017

Cincuenta y tantos...El cerebro después de los 50...




El Dr. Juan Hitzig es autor del libro "Cincuenta y tantos" Cuerpo y mente en forma aunque el tiempo siga pasando. En la página de Gerontología de la Universidad Maimónides se lee:


No hay duda de que el ser humano vive cada vez más. ¿Cómo hacer para que esta longevidad no sea una acumulación de dolencias y enfermedades, sino una etapa vital, plena de experiencias y desarrollo personal?


Las ideas centrales de este libro se basan en investigaciones que demuestran que alrededor de los cincuenta años se encuentra el Punto de Inflexión Biológica que define en qué forma envejeceremos. Profesor de la Universidad Maimónides y reconocido gerontólogo dedicado a estudiar las causas de la longevidad saludable sostiene con humor que:
"El cerebro es un ‘músculo' fácil de engañar; si sonríes cree que estás contenta y te hace sentir mejor".


Explica que el pensamiento es un evento energético que transcurre en una realidad intangible pero que rápidamente se transforma en emoción (del griego emotion, movimiento), un movimiento de neuroquímica y hormonas que cuando es negativo hace colapsar a nuestro organismo físico en forma de malestar, enfermedades e incluso de muerte. Con los años, el Dr. Hitzig ha desarrollado un alfabeto emocional que conviene memorizar.

Las conductas con R: Resentimiento,
rabia,
reproche,
rencor,
rechazo,
resistencia,
represión.........


Son generadoras de cortisol, una potente hormona del estrés, cuya presencia prolongada en sangre es letal para las células arteriales ya que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades cardio-cerebro-vasculares.
·


Las conductas R generan actitudes D: Depresión,
desánimo,
desesperación,
desolación.


En cambio, las conductas con S: Serenidad,
silencio,
sabiduría,
sabor,
sexo,
sueño,
sonrisa,
sociabilidad,
sedación.........
son motorizadoras de Serotonina, una hormona generadora de tranquilidad que mejora la calidad de vida, aleja la enfermedad y retarda la velocidad del envejecimiento celular.
·


Las conductas S generan actitudes A: Animo,
aprecio,
amor,
amistad,
acercamiento.


Fíjate que así nos enteramos de que lo que siempre se llamó "hacerse mala sangre" no es más que un exceso de cortisol y una falta de serotonina en la sangre.



¿Y tú qué generas, cortisol o serotonina?


La de veces que nos han dicho ¡no te enfades que te vas a envenenar la sangre! No era una metáfora, no, es algo completamente literal. También en Italia se dice mucho: ¡no te hagas el hígado negro! Y un doctor chino contaba a una mujer cuyo matrimonio era una pesadilla: "¡Si tu malido olel a papel quemado, eso sel hígado envenenado! No sel mala con malido".


Detrás de estas frases que parecen de broma subyace una verdad: nuestro organismo es capaz de generar felicidad o desgracia. Ya lo vimos en House, la de enfermedades autoinmunes y letales que puede generar el organismo. Son muchas las teorías que se manejan alrededor de las hormonas, pero hay una clara corriente que parece estar ya aceptada por todos. Hay personas que generan cortisol y otras que generan serotonina. Depende del carácter y de cómo se tome uno la vida.

En la década de los 70 se descubrió la influencia que tenía nuestro sistema de hormonas para nuestro ánimo. Por ejemplo, ya se sabe que las endorfinas son fundamentales para hacernos sentir bien y desde entonces se revolucionaron las formas sobre cómo atajar estados pasajeros de ánimo como la depresión.

Pero… ¿Y el "malido que huele a quemado"? El responsable es el estrés, es decir, la segregación que nuestro organismo hace de cortisol. Lo hace porque entiende que se trata de una situación de alerta y tiene que prevenir a todo nuestro cuerpo para que libre bien la batalla. Cuando esa situación de alarma es constante produce adicción. El cuerpo se va acostumbrando a ese ritmo frenético que le impone el cortisol y nosotros, entonces, no damos abasto para complicarnos todavía más la vida, porque lo necesitamos. Pero el estrés emocional daña el cerebro, afecta al tamaño e sus estructuras, causa muerte celular y merma las conexiones cerebrales. También debilita el sistema inmunitario, deteriora las capacidades cognitivas e impide que el cerebro se regenere con nuevas neuronas. Qué paradoja.

La solución para paliar esta disfunción se descubrió gracias a Jung y más tarde y cercano por lectura, a Jodorovsky, que proponen la posibilidad de engañar al cerebro mediante metáforas y revertir las situaciones de estrés. El año pasado, desde Argentina, el Gerontólogo Juan Hitzig proponía un abecedario emocional en su libro Cincuenta y tantos. Sus investigaciones demuestran que alrededor de los 50 años se encuentra el punto de inflexión biológica que define en qué forma envejeceremos. Tomando en cuenta aspectos biológicos, sociológicos, psicológicos e incluso espirituales, presenta una manera de vivir a partir de esos años que permitirá frenar el envejecimiento y renovar, con inteligencia, la segunda mitad de la vida de muchos. Ni BB Creams, ni botox… sólo buena vida.


Presta atención a tus pensamientos pues se harán palabras. Presta atención a tus palabras pues se harán actitudes. Presta atención a tus actitudes porque se harán conductas. Presta atención a tus conductas porque se harán carácter. Presta atención a tu carácter porque se hará biología.

Tenemos que estimular la secreción de las endorfinas para lograr el equilibrio. Las únicas fuentes sanas de placer son la oxitocina, la vasopresina y los péptidos que controlan los lazos emocionales y nos liberan de la ansiedad.

Para todos aquellos que pasan el día quejándose, una frase del poeta Rabindranath Tagore: "Si tiene remedio, ¿de qué te quejas? Y si no tiene remedio, ¿de qué te quejas?" Si estás en el grupo de los de serotonina, por favor, te quiero a mi lado. Si eres de los de cortisol, aprovecha una oferta de coaching personal y cuídate… que luego, ya si eso, nos tomamos unas cañas. Nadie puede hacerte feliz. La felicidad se lleva dentro. Y como dijo Séneca: “Si vis amari, ama”. Si quieres ser amado, ama.

http://www.formarse.com.ar

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