martes, 18 de febrero de 2014

¿Estás realmente satisfecho de tu salud?


¿Qué es la Salud? Pregunta simple, pero que exige una compleja respuesta. ¿Es la ausencia de enfermedad manifiesta? ¿Vivir sin dolor?, es obvio que no. La Salud es mucho más que eso.
Si nos atenemos a la definición. Si nos atenemos  a la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) veremos que: “La Salud es un perfecto bienestar físico, mental y social”. Ateniéndonos a esto, rápidamente deducimos que el concepto de salud ha de ser forzosamente muy amplio para poder abarcar globalmente todas las facetas del ser humano. No podemos pues limitarla a una fría y escueta definición técnica o académica.
La Salud debería ser un estado de alegría física, emocional y mental, en el cual hay ganas de vivir, de reír, de jugar, de abrirse a los misterios de la vida, de correr, de amar… lo cual nos da una idea de cómo nos sentimos cuando tenemos salud.
Lamentablemente son poquísimos los que pueden disfrutar plenamente de este estado. A fuerza de vivir en un cuerpo y en un mundo enfermo hemos perdido el sentido real del término “salud”.
Sin embargo el estado de salud óptima es el estado natural del ser humano. Y es, además, el bien más valioso que nos es dado poseer.
Desgraciadamente, el sentimiento de la salud se adquiere solamente mediante nuestro encuentro con la enfermedad. A diario, nos enfrentamos con un abuso, desconocimiento y degeneración del término por parte de quienes lo desconocen, pues se puede vivir, o mejor dicho sobrevivir sin salud y creyendo todo lo contrario, y hasta se puede ser un profesional de la misma y no disponer de una clara y vivenciada sensación de lo que es sentirse totalmente sano.
Se puede estar clínicamente sano y sin embargo no sentirse bien: “el médico me dice que estoy bien, los análisis no me sacan nada, pero yo no me encuentro bien, mi cuerpo, mi mente no responden, me siento angustiado, fatigado…”. Los miles de seres humanos que se encuentran es esta situación no se sienten bien, pero están condenados a “estar sanos” por su médico, por sus análisis o por el frío veredicto de una máquina.
Pero veamos el caso contrario: “yo me encuentro bien, gracias a Dios”, te dicen. Sin embargo vemos que:
  • está sano pero si no toma laxantes no va de vientre.
  • está sano pero sufre de hemorroides.
  • está sano, y sería feliz si no fuese por sus periódica jaqueca o su alergia.
  • está sana pero su menstruación es un tormento.
  • está sano pero su dentadura está corroída por las caries.
  • está sano pero como ya está en una edad avanzada vive con reuma “normal”, su artrosis “normal”, su hipertensión “normal”, sus varices “normales”…
  • le falta la energía, el dinamismo juvenil, la agilidad mental, y en el fondo viven deprimidos, pesimistas, pero como comparten sus penas y anestesian sus problemas con el alcohol, el café, el té, el tabaco o simplemente comiendo de forma compulsiva al igual que toda la gente que le rodea, se sienten identificados con esta situación y creen que es normal y ajena a su estado de salud.
Cuando adoptamos un estilo de vida sano comprendemos y sentimos lo que es la salud en el sentido amplio de la palabra.
El mero hecho de que prácticamente toda la gente sufra una verdadera falta de salud, no hace en modo alguno que esto sea normal “Mal de muchos… consuelo de tontos”. Estos estados de infrasalud en modo alguno pueden ser ajenos a nuestras formas de ser y de comportarnos.
No podemos separar el concepto de salud de nuestra dieta, de nuestro ejercicio, de nuestras emociones o formas de pensar entre otras cosas.
Es necesario tenerlo siempre presente: por muy generalizado que este un mal nunca será algo normal ni propio de la edad. Decididamente, quienes participan de esta mentalidad sufren de una total ignorancia y prostituyen tan valioso concepto como es el de la “salud”.
Todo organismo que no responde al 100% de su capacidad física y mental es un organismos que esta o bien enfermo o bien reprimido.
Maravillosa y única experiencia, es un despertar, es una nueva conciencia física y espiritual… es algo que solo se puede vivir y sentir… ¡deja que la alegría circule por tus venas y arterias y que estallen de placer todos los músculos y tejidos hasta en el realizar  del acto más cotidiano! Correr… nadar… comer…dormir… evacuar… respirar… amar… Toda función fisiológica que se ejecuta a la perfección produce placer ¿No es maravilloso vivir así?
Pero cuidado, porque si deseas emprender esa maravillosa aventura que es la reconquista de la salud, debes saber que te enfrentarás a 3 grandes enemigos. Por un lado tus hábitos, vicios y errores, después viene el enfrentamiento con alguna que otra crisis curativa que puede confundirte, desanimarte y hacerte abandonar el camino emprendido y finalmente la incomprensión y la risa de quienes poco apreciarán tus esfuerzos.
Existen varios niveles de salud que se pueden conseguir dependiendo de tus limitaciones genéticas y de los daños que quizás hayan sufrido tus órganos en el asado. Pero al igual que al ciudadano de término medio le parece algo imposible de alcanzar, una hazaña, le parecerá irreal e inexplicable el grado de salud, energía, bienestar, gozo y alegría que vas a alcanzar si te permites experimentar la vida natural.
En realidad el ciudadano medio es más un esclavo de sus rutinas y vicios adquiridos por su entorno social y cultural que alguien que carece de suficiente voluntad y libertad interna para codiciar, luchar y conseguir un verdadero nivel superior de vida. Y es por todo esto que no quiere o no puede aceptar y comprender que la mayor diferencia entre su deportista favorito o un higienista está en el trabajo sobre sí mismo.
Ahora bien, si tu dedicas muchas horas de tu vida a dominar tu cuerpo para la danza te llamarán artista, si tu cada día entrenas con gran sacrificio para un deporte te llamarán campeón, pero si tu simplemente les dices que no quieres envenenarte, que no deseas depender de ninguna droga para estar mejor, y que disfrutas con tu fruta y tus ayunos, que quieres sentirte sano y alegre… entonces la gente sin voluntad, indolente y perezosa, te llaman excéntrico o fanático. Tú mismo…

José Antonio García
Dtor del Instituto Holítico de Higiene Vital

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