Puesto que el agotamiento emocional puede ser una losa que nos impida avanzar, es importante saber identificarlo y buscar actividades que nos ayuden a relativizar y neutralizar las emociones negativas
El agotamiento emocional aparece cuando sobrepasamos esa cuota psicológica de lo que uno puede gestionar, controlar y canalizar.
Hablamos, cómo no, de todos esos universos emocionales en el que se contiene desde el estrés, las preocupaciones del día a día, las tensiones que otros nos contagian, los miedos, el peso del pasado, el miedo al futuro y hasta la angustia existencial.
Todos nosotros tenemos muy claro qué es el agotamiento físico; sabemos identificar los síntomas y atender de forma adecuada ese estado en el que nuestro cuerpo no puede dar más de sí y exige descanso.
Sin embargo, por curioso que parezca, el agotamiento emocional no es tan fácil de identificar. Aún más, tampoco sabemos ofrecerle una respuesta eficaz, una estrategia afrontamiento psicológico útil y efectiva.
Lo que hacemos muy a menudo es “tragar” una emoción tras otra. Las colocamos una a una en nuestra mochila personal sin ser conscientes de su peso y de cómo afectan a nuestro bienestar y a la calidad de vida.
Cada día avanzamos con más lentitud, con menos ganas, con la motivación apagada y la ilusión por los suelos.
Hoy en nuestro espacio te proponemos tomar conciencia de este tipo de fatiga. Identificarla y gestionarla de forma adecuada puede cambiarte la vida.
¿Qué es el agotamiento emocional?
El agotamiento emocional va más allá del simple estrés o la ansiedad. Se da sobre todo en personas que, por su trabajo o situación particular, viven experiencias cargadas de un alto nivel emocional.
- Por ejemplo, responsabilidades laborales como la que pueden tener los médicos, enfermeras, bomberos, profesores, etc., hacen que muchas veces lleguen a acumular emociones muy intensas que no tienen tiempo de gestionar en su día a día.
- Asimismo, hechos como tener que cuidar de personas enfermas o dependientes, así como vivir en un entorno familiar muy demandante, también generan un alto agotamiento emocional.
- Por otro lado, situaciones tan comunes como haber experimentado una pérdida, una decepción o un hecho traumático en el pasado, pero no haber podido pasar página, provocan también un progresivo desgaste capaz de dejar una huella profunda en nuestra mente.
Síntomas asociados al agotamiento emocional
Lo decíamos al inicio: las personas sabemos identificar el agotamiento físico, pero no siempre tomamos conciencia del emocional.
Estos serían unos síntomas asociados que tener en cuenta en el día a día.
- Hipersensibilidad. Llega un momento en que las cosas más pequeñas nos afectan, estamos mucho más sensibles, lloramos casi por nada, nos enfadamos por cualquier cosa…
- El nivel de atención baja, nos cuesta concentrarnos, tenemos pequeños fallos de memoria.
- Sensación de irrealidad. En ocasiones, tenemos la sensación de que el mundo va por un lado y nosotros por el contrario, como si no formáramos parte del aquí y el ahora, de lo que nos envuelve.
- Pensamientos negativos y baja motivación. Dos dimensiones que, de no controlar, nos pueden conducir a una depresión.
- El agotamiento emocional deriva a su vez en cansancio físico. Es más, no importa que uno haya descansado 10 horas seguidas, la sensación de agotamiento físico y de pérdida de energía es constante.
Aprende a gestionar el agotamiento emocional
Tarde o temprano lo hacemos, tomamos conciencia de que “algo ocurre”.
En ocasiones, tras focalizar nuestra atención en la sintomatología física y ver que la medicina ordinaria no nos confiere alivio, nos damos cuenta de que el origen debe esta en algo más profundo.
Aprender a encauzar, gestionar y sanar nuestro complejo emocional no es algo fácil, no es algo que nos enseñen en casa ni tampoco en el colegio. Sin embargo, tenemos recursos propios que todos podemos poner en práctica.
Mindfulness
El mindfulness está de moda. Sin embargo, más allá de ver en él una técnica de meditación, debemos entenderlo también como un tipo de filosofía.
- Nos ayuda a tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro cuerpo y en nuestra mente.
- Nos permite estar presentes. Lo que importa es el aquí y el ahora.
- Asimismo, es muy útil para detener el flujo de los pensamientos negativos, del estrés y de las emociones negativas.
- Con el mindfulness entenderemos la importancia de favorecer un diálogo con nosotros mismos, en calma y con armonía.
Tiempo de calidad para uno mismo
¿Cuándo fue la última vez que te dedicaste tiempo para ti mismo? Ahora bien, hablamos de tiempo de calidad, ahí donde poder relajarnos, armonizar deseos con acciones, desconectar de todo para sintonizar con nuestro corazón en sentido íntegro…
En ocasiones, algo tan simple como pasear o incluso hablar con nuestras amistades puede resultar tan saludable como curativo.
Aprende a desahogar
Desahogar emociones es quitar peso de nuestra mochila, aligerarla, tirar esas piedras que nos impiden avanzar.
Sin embargo… ¿Cómo podemos desahogar esas emociones atascadas en nuestro interior?
- Podemos pedir ayuda profesional.
- Hablar con compañeros de profesión, con buenos amigos o con personas en nuestra misma situación puede ayudarnos.
- Llevar un diario también es muy catártico.
- Realizar ejercicio, pintar, o llevar a cabo cualquier actividad que nos sea placentera nos ayudará a relativizar tensiones y emociones negativas.
Por último, cabe decir que, para gestionar nuestro agotamiento emocional, no basta con quedarnos con una sola opción de las señaladas: lo ideal es llevarlas todas a cabo, sin descartar nunca la ayuda profesional.
Empieza hoy mismo, quitar peso de tu mochila emocional es posible.
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