jueves, 30 de marzo de 2017

Las redes sociales afectan nuestras emociones

Las redes sociales afectan nuestras emociones
Tenemos al menos un perfil donde compartimos nuestra vida. Desde nuestras vacaciones a actividades de fin de semana, reflexiones y noticias…
¿Sabías que las redes sociales afectan nuestras emociones y que tienen un gran poder sobre nuestro estado de ánimo? En este artículo te contaremos más.

Las redes sociales y las emociones


Las redes sociales y las emociones
Si bien pueden tener beneficios a nivel psicológico o emocional, las redes sociales también pueden modificar nuestro ánimo y nuestra percepción del mundo.
Cada vez hay más interacción “tecnológica” y menos personal y eso nos afecta tanto como nos ayuda. Así es, ya que tenemos una idea falsa de “tener amigos” o “saber del otro”.
Las redes sociales y los mensajes a través del móvil se han convertido en los medios para conocer gente, interactuar y estar al tanto de las novedades de familiares o amigos.
Sin embargo, no hay nada como un abrazo, un beso y una palabra de aliento dicha “cara a cara”.
Aunque recibir un mensaje de una persona querida puede robarnos una sonrisa, el efecto será mucho menor que si ese individuo nos mira a los ojos y ni siquiera nos dice una palabra.
En pacientes con depresión aguda el contacto físico es fundamental para reducir el cuadro y un tratamiento eficaz no incluye interacción a través de los dispositivos actuales.
La comunicación con medios digitales tienen un impacto positivo en cuestiones relacionadas con el sentido de pertenencia, la autoestima o el estado de ánimo en los adolescentes y en los adultos jóvenes.
Sin embargo estos beneficios son menores que si las interacciones son en persona.

Las redes sociales y el comportamiento

Las redes sociales y el comportamiento
El uso de estos portales está asociado a aspectos negativos tales como la tristeza, el estrés, la soledad y la baja autoestima.
Nos sentimos menos que los demás, nos comparamos todo el tiempo y pensamos por qué el otro tiene una “mejor vida” según las publicaciones o comentarios que realiza.
Una de las principales características de las redes sociales es que no nos mostramos tal cual somos.
Es decir, que formamos un perfil con aquello que nos hace parecer más felices, más enamorados o más divertidos. Pero en realidad tapamos los momentos menos agradables de las relaciones, del trabajo, del día a día, etc.
Muchas personas no poseen un “filtro” y no se pueden contener con lo que publican. Utilizan las redes sociales para expresarse o bien para demostrar que son superiores al resto (aunque sea de forma inconsciente).
“Tomaré una foto para subirla al Facebook” es una frase muy habitual pero ¿por qué no hacemos una foto para tener un lindo recuerdo de un momento especial?
O mejor aún ¿por qué no dejamos de lado el móvil o la cámara y nos dedicamos a disfrutar de la situación?
Las personas mayores de 40 años siguen prefiriendo la comunicación cara a cara o, por lo menos, “voz a voz” llamando por teléfono en lugar de enviar un mensaje.
Además el comportamiento en las redes sociales es más comedido y le prestan mayor atención a la privacidad, en comparación con los jóvenes, quienes no tienen en cuenta qué cosas comparten y quiénes pueden ver ese contenido.
La generación nacida después del año 2000 se ha criado en contacto directo con la tecnología, la cual forma parte de sus vidas desde el vientre materno.
Para ellos la comunicación a través de las redes sociales es lo más normal del mundo y cada vez son más pequeños cuando abren un perfil en ellas.
No obstante, más allá de las diferencias generacionales, los patrones sociales que usamos para relacionarnos son los mismos.
Esto quiere decir que nos movemos en círculos donde hay personas con intereses similares a los nuestros. Lo que cambia es la forma en que interactuamos con los demás.

Las redes sociales y la felicidad

Las redes sociales y la felicidad
La influencia que tienen las redes sociales en la autoestima es mayor en aquellas personas con gran dependencia de las mismas.
El mecanismo de recompensas o de reconocimiento puede actuar de la misma manera sea en línea o desconectado.
Necesitamos sentirnos “aprobados” por los demás para mejorar nuestra autoestima.
Un típico “me gusta” de Facebook significa para muchos una recompensa o un aliciente para nuestros problemas, pero esto no debería ser así.
La cantidad de amigos, seguidores o comentarios parece ser el medio de demostrar popularidad y, sobre todo, de obtener felicidad.
Las redes sociales estimulan cuatro funciones cerebrales:
  • Autosuficiencia
  • Búsqueda de aprobación
  • Comparación
  • Mecanismo de deseo sexual
Si bien podemos pensar que alguien que se encuentra todo el día conectado y postea decenas de imágenes es alguien dichoso, en realidad, cuantas más horas se usa una red social, mayor es el grado de infelicidad e insatisfacción.
¿Por qué será que en una gran parte de las publicaciones de estas personas adictas a las redes sociales se muestran triunfos, cosas lindas y momentos felices?
Quizás se deba a que necesitan demostrarle al mundo lo alegres que están o que estén usando esta plataforma para no sentirse inferiores al resto.
Para evitar que las redes sociales afecten nuestras emociones debemos recordar cuáles son sus objetivos y no darles mayor importancia de la que realmente tienen.
Se trata de un canal o un medio de comunicación como cualquier otro y nada más.

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