miércoles, 16 de marzo de 2016

Depurar, una cuestión importante.


El cuerpo humano cuenta con mecanismos capaces de resolver problemas de excesos, carencias o toxicidad pero nuestro peculiar estilo de vida llega a colapsar la capacidad de adaptación del organismo y cuando lo llevamos a un estado de desequilibrio aparecen los problemas de salud. Diariamente lo intoxicamos a través de una alimentación desequilibrada o prácticas poco saludables de vida como el sedentarismo, el tabaco o el alcohol.

Para conseguir un perfecto funcionamiento del organismo la naturaleza ha creado dos pilares básicos: la depuración y la nutrición adecuadas.

La salud depende en primer lugar de una desintoxicación llevada a cabo por los órganos destinados a ello: hígado, vesícula biliar, intestino, piel, riñón, apoyados por el sistema cardiovascular.

La mayor parte de  las toxinas proceden de la degradación de los alimentos que se ingieren y no suponen peligro alguno mientras el organismo mantenga la capacidad de eliminarlos en la misma medida que se originan, el problema empieza cuando se acumulan más toxinas de las que el organismo elimina.


El problema se inicia con una alimentación poco adecuada, artificial y cargada de sustancias nocivas. La ingesta de sustancias poco saludables provoca una digestión difícil e insuficiente, desequilibra la flora intestinal y genera procesos de putrefacción, enlentecimiento e inflamación, lo que incrementa la permeabilidad intestinal permitiendo el paso de macromoléculas alimenticias y bacterianas al flujo sanguíneo y generando problemas secundarios por sobrecarga en el hígado, riñón o provocando alteraciones en el sistema inmune generados por la presencia de toxinas que actúan como antígenos y generan respuestas exacerbadas como ocurre en las enfermedades autoinmunes.

 Información de Equisalud.

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