Dado que la felicidad se compone de momentos es importante que sepamos apreciarlos, y para ello debemos aceptarnos y querernos como somos, con nuestros defectos y virtudes
La aceptación de uno mismo es una aventura que puede durar mucho tiempo. Ahora bien, en el momento en que nos sentimos bien con lo que somos, lo que tenemos y lo que hemos conseguido, llega ese equilibrio interior tan importante.
Hay quien pasa gran parte de su vida aparentando algo que no es. Y no solo eso. Lejos de aceptarse, hace mil esfuerzos por cambiar esto y lo otro, por ejercer una carrera de larga distancia en busca de ese ideal que tiene en mente, y que casi nunca se ajusta a la realidad, a lo que uno es.
Son pocas las mujeres que pueden llegar a tener un cuerpo perfecto toda su vida; de hecho, ni siquiera las propias modelos. Y aún más: hay quien, en lugar de focalizar su obsesión en conseguir un cuerpo perfecto, ansía tener una vida perfecta: una casa ideal, un marido perfecto y unos hijos de ensueño.
La vida no es perfecta. De hecho, la perfección absoluta tampoco existe. La vida son instantes, momentos que disfrutar con la máxima felicidad, ahí donde la aceptación de uno mismo es el primer escalón que debemos sobrepasar.
Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre ello.
Menos perfecta pero más feliz
Dicen los que entienden de belleza que el mayor atractivo está a veces en la imperfección. Si te preguntas por qué, la respuesta es sencilla: cualquier pequeña imperfección nos hace únicas e irrepetibles, y ahí está la magia.
Aceptarnos en cada uno de nuestros matices, con nuestros defectos y nuestras perfecciones hará, en primer lugar, que encontremos el equilibrio con nosotros mismos. Después, llegará el equilibrio con el propio mundo y con quien nos rodea.
- Quien no se acepta a sí mismo desarrolla un sentimiento de inseguridad hacia su persona.
- La inseguridad genera a su vez insatisfacción. Alguien insatisfecho consigo mismo acaba frustrado o desarrollando comportamientos poco adaptativos: envidia, miedos…
- Nadie es más feliz por tener un cuerpo perfecto. De hecho, son muchas las personas que después de haberlo conseguido a base de ejercicios, dietas restrictivas e incluso pasando por quirófano, descubren que sigue sin aceptarse.
- Cabe señalar también que, en ocasiones, esa necesidad de “autoperfección” viene inculcada desde nuestra infancia. El tener una madre estricta o un padre severo hace que acabemos mostrando esa inseguridad en nosotros mismos, donde pensamos que la perfección puede ser nuestra única respuesta.
Es necesario que siempre lleguemos a ese instante en nuestro ciclo vital en que, por fin, nos asumimos tal y como somos. Este instante debe aparecer pasada la adolescencia y llegada la primera juventud, momento en que nuestro cuerpo ha madurado.
A partir de aquí, acontece la gran aventura de nuestra vida. Ahí donde solo los más aventajados en materia emocional, en autoestima avanzarán su camino vital con gran integridad, abiertos a todo lo que les ofrece la vida, porque, a su vez, tienen mucho que dar a la propia vida.
Cada día soy más humana y más receptiva a lo que me rodea
¿Qué significa ser más humana? Está claro que todos somos personas, que todos nacemos, crecemos e intentamos aprender de cada aspecto que nos rodea. Ahora bien, si hay un aspecto que nos ha hechos ser humanos y diferenciarnos del mundo animal son las emociones, los afectos…
- Ser más humana es ser más sensible a las realidades del día a día.
- Es saber escucharnos a nosotros mismos y comprender nuestras necesidades, saber a su vez intuir las de los demás para estrechar lazos, para mostrar empatía…
- Todos somos humanos, pero la verdad es que solo una parte de nosotros actúa con auténtica inteligencia emocional: respetando, atendiendo, comunicando de forma íntegra y favoreciendo una auténtica complicidad donde todos ganemos y nadie pierda.
Para llegar a este nivel tan importante donde conectar con todos los que nos rodean es necesario, en primer lugar, conectar con nosotros mismos: aceptarnos.
- La aceptación no se limita solo a estar contentas con nuestro cuerpo, con nuestro aspecto físico.
- La aceptación es también asumir nuestro pasado, nuestros triunfos, pero también nuestros errores.
- Es necesario aceptar los fracasos a la vez que los integramos para obtener un aprendizaje. De esta forma se da paso a la aceptación de cada uno de los aspectos de nuestra vida, nuestro pasado y nuestro presente.
Ser feliz no está reñido con cometer errores. Tampoco debemos equivocarnos y asumir que solo los que llevan y tienen una vida perfecta son felices. La felicidad son instantes, son momentos, ahí donde es imprescindible que parta, en primer lugar, desde nuestro propio interior.
Solo los que se sienten orgullosos de sí mismos y, a su vez, saben actuar con humildad respetando a los demás y favoreciendo también la felicidad ajena consiguen que este mundo sea día a día mucho mejor.
Así pues, recuerda siempre ser cada vez más humana, menos perfecta y más feliz.
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