Siempre es bueno cuidarse un poco más y comer de manera saludable para sentirnos menos hinchados y con más energía. Esto también influirá en nuestro humor y nuestra productividad
Desde que se “descubrió” una enfermedad conocida como celiaquía, muchos productores de alimentos comenzaron a colocar en los paquetes de sus productos la etiqueta “libre de gluten” o “sin gluten”. Mucho se ha especulado al respecto, sobre todo porque las celebridades comenzaron a hacer dietas sin este elemento.
Se argumenta bastante sobre los pros y los contras de una alimentación sin ciertos cereales como, por ejemplo, el trigo. Sin embargo, todavía no se cuenta con toda la información necesaria.
Celiaquía, gluten y más
El gluten es una proteína compleja formada por dos grandes grupos de elementos. Los celíacos pueden ser alérgicos solo a uno o a ambos. Esta enfermedad está catalogada como una intolerancia al gluten que causa inflamaciones muy fuertes en el intestino.
Según las últimas investigaciones, todas las personas somos más o menos sensibles al gluten, pero vulnerables, al fin y al cabo. Como puede ocurrir con cualquier alergia, hay pacientes a los que les produce una molestia, a otros un dolor de vez en cuando y están los que deben dejar de consumir cualquier alimento que contenga esta proteína.
El cuerpo reacciona ante lo que considera un ataque, desde una bacteria a un alimento en mal estado. Con el gluten pasa lo mismo. El organismo acciona ciertos procesos de defensa para contrarrestar los efectos. La forma más frecuente es la inflamación, que se produce cuando los anticuerpos entran en contacto con el peligro, por llamarlo de algún modo.
La reacción inflamatoria se produce en el intestino delgado y luego pasa al torrente sanguíneo. De este modo se expande por todo el cuerpo y crea una hinchazón generalizada, aunque sea leve, pero bastante constante. No lo solemos percibir por dos razones:
- Porque es muy pequeña
- Porque ya nos estamos acostumbrando
Nuestro cuerpo está sometido “a la amenaza” del gluten continuamente ya que, además de en el trigo, está presente en los azúcares y en muchos hidratos de carbono que consumimos a diario como si nada fuera a ocurrir. Es decir, que el proceso inflamatorio es constante y eso va desgastando nuestras defensas. No por nada nos enfermamos de gripe o resfrío continuamente, por ejemplo.
Hipótesis y certezas sobre el gluten
Como ya se ha dicho antes, muchos son los estudios que se llevan a cabo para analizar esta “nueva enfermedad” que afecta a miles de personas en todo el mundo. Por ejemplo, una publicación de la revista de neurología, neurocirugía y psiquiatría Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry indica:
“A la humanidad le ha costado 2 000 años darse cuenta de que hay una proteína alimentaria que podía producir enfermedades en el intestino, la piel y el sistema nervioso. Las manifestaciones de la intolerancia al gluten no afectan únicamente al aparato digestivo, sino que puede provocar problemas neurológicos”.
Así, podemos comprender que la llamada “celiaquía” no es para nada moderna, sino que se presenta desde que el hombre ha añadido ciertos alimentos a su dieta. No obstante, debemos prestar atención, porque hace uno o dos siglos atrás el trigo no era el malo de la película como ahora.
Las alteraciones genéticas y el uso de pesticidas químicos han acelerado el proceso. Se dice que estas modificaciones eran necesarias para darle de comer a los millones que somos. No obstante, todavía hay gente que se muere de hambre, aunque eso es otra cuestión. Las plantaciones de todo tipo han sido envenenadas con toxinas que producen reacciones en nuestro organismo.Hace 100 años el trigo contenía entre el 2 y el 6% de gluten y hoy, más del 80%.
¿La intolerancia al gluten tiene otros síntomas?
Lamentablemente, sí. No solo inflamación de los intestinos, sino también:
- Estreñimiento
- Diarrea
- Mala absorción de nutrientes
- Asma
- Bronquitis
- Depresión
- Ansiedad
- Estrés
- Mal de Parkinson
- Autismo
- Trastornos autoinmunes
- Diabetes
- Artritis reumatoide
- Migrañas
- Mal de Alzheimer
En todas estas patologías está incluido el mismo factor: la inflamación. Es bueno decir que la culpa no es totalmente del gluten, porque inciden otros factores, pero sí es verdad que la ingesta de ciertos alimentos puede empeorar la situación.
¿Es posible llevar una dieta sin gluten?
¡Por supuesto que sí! Y muy necesario también. Aunque el médico no nos haya diagnosticado celiaquía, siempre es bueno cuidarnos un poco más y comer de manera saludable. Básicamente, una dieta sin gluten (o con una cantidad mínima) evita los siguientes alimentos:
- Pasteles
- Pan
- Galletas
- Bizcochos
- Comida rápida
- Comida procesada
- Harinas refinadas
- Azúcares refinados
- Refrescos
¡Entonces no podemos comer nada! Bueno, tampoco es tan así. Siempre hay versiones más sanas de este listado como, por ejemplo, las harinas y azúcares integrales, las galletas de avena, etc. Los esfuerzos que debemos hacer son muy grandes, de eso no hay dudas, pero también los beneficios son enormes, y por ello vale la pena.
Una vez que dejes de consumir estos alimentos te sentirás menos hinchado, con más energía y eso repercutirá también en tu humor y tu productividad. Para ir disminuyendo la inflamación acumulada, se recomienda, además:
- Beber infusiones de manzanilla
- Hacer hidroterapia con agua fría
- Recurrir a la geoterapia
- Aplicar cataplasmas fríos de arcilla
Entre los alimentos sin gluten se incluyen:
- Lácteos
- Carnes magras
- Pescados
- Huevos
- Verduras
- Frutas
- Arroz
- Maíz
- Tapioca
- Legumbres
- Miel
- Café en grano
- Frutos secos
- Vinagre de manzana
- Especias en rama
- Té de hierbas
Igualmente, siempre es bueno analizar las etiquetas de los alimentos que compramos, para estar bien seguros de si aportan o no gluten, sobre todo si eres intolerante a él.
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