jueves, 19 de abril de 2012

KINESIOLOGIA: EL LENGUAJE DEL CUERPO

La Kinesiologia es una técnica que está basada en el diálogo con el cuerpo humano, con el organismo integral, holístico. No es un diálogo verbal, pues éste suele ser incompleto, imaginario. Los pacientes llegan a la consulta, y hablan del mundo que ellos ven, que puede estar muy alejado de La realidad. La forma de trabajar es llegar a comprender el mundo real del paciente, no solamente el que él ha analizado y del que él habla.
En los últimos tiempos se han desarro­llado técnicas basadas en la capacidad que tiene nuestro cuerpo de informar­nos de su estado de salud, de sus desequilibrios y de las causas que los originan, al igual que las terapias indicadas para su recuperación. Quién más indicado para dirigirnos hacia la salud que el propio organismo, superviviente de 4.600 millones de años, integrador de toda la biología conocida y desconocida, conocedor de todas sus capacidades para reponer su homeostasis holística.
A través de reacciones neuroestructurales, el cuerpo puede dirigirnos de forma exacta a los orígenes de nuestras enfermedades. Cuando so­metemos al organismo a un estrés, si no puede adaptarse por tener bloqueados algunos de los sistemas de adaptación, se hiperactiva un neu­rotransmisor, una glucoproteína P, y uno de los síntomas de su hiperactividad es la hipotonía de las cadenas musculares del lado dominante del paciente. A este reflejo se le ha llamado A.R. (Arm Rejlex). Por ejemplo, si pongo en contacto al organismo de una persona que padece aler­gia con una ampollita de cristal conteniendo histamina 3ODH, una gran cantidad de iones de histamina serán captados por los receptores simpáticos en la piel, estos serán conducidos a la médula y al sistema nervioso central. Ante esta información, el cuerpo entenderá que va a haber una subida de histamina y se activará la glucoproteína «P», en actitud de defensa de la Barrera Hemato Encefálica (BHE), encontrán­donos con el A.R.
Esto es un ejemplo de estímulo por in­formación, que nos abre un campo enorme de posibilidades. Así encontraremos infinidad de ampollitas y diferentes testajes en la consulta de un kinesiólogo, con las que puede testar desde la actividad inmunitaria, el funcionamiento de los diferentes órganos, hasta la capacidad de desintoxicación celular del organismo, pasando por un sinfin de protocolos donde encontrará las causas que producen los desequilibrios. Igualmente podemos hacer un test de pro­vocación; por ejemplo, si un paciente llega a la consulta con un dolor de ciática, podemos forzar suavemente la postura dolorosa, y en consecuencia obtendremos el reflejo A.R.
Seguidamente, podremos testar para en­contrar la causa prioritaria del dolor, ya esté en el nivel químico (un problema renal, de intesti­no, etc.), o en el nivel emocional o estructural, consiguiendo eliminar las causas, el organismo utiliza sus caminos biológicos para su recu­peración. El efecto visual es un acortamiento en la longitud de los brazos. Esto es debido a una hipotonía o disminución del tono de las cadenas musculares del lado dominante del paciente. Es decir, si es diestro, será su brazo derecho el que aparecerá más largo, debido a la debilidad de sus cadenas musculares de ese lado (hipotonía).
Ante esta capacidad de diálogo con el cuer­po hemos desarrollado diferentes protocolos para ordenar de forma biológica toda la infor­mación que el organismo nos puede dar.
En primer lugar, aplicamos un protocolo básico, donde nos aseguramos que toda la in­formación de la que vamos a disponer sea real, que no nos encontraremos informaciones vicia­das o confusas. Es un protocolo que ordena los diferentes planos del organismo: el energético, el sutil, el estructural, el emocional y el químico. Organiza la respuesta de cada uno de ellos y su relación, eliminando lesiones y problemas del sistema cráneo-sacro, alergias, intoxicaciones, traumas emocionales pro­fundos que afectan a la circulación energética del cuerpo, a sus cuerpos suti­les, a los chakras, etc. Loca­lizar y tratar los focos que desorganizan la actividad orgánica. En definitiva, es un protocolo que organiza todos los sistemas de información del cuerpo, de manera que nos aseguramos de la veracidad de los testajes posteriores.
Una vez organizado, los canales de infor­mación y con la seguridad de que el organismo del paciente va a entender y responder correcta­mente a los testajes que le hagamos, pasamos a protocolos específicos a cada nivel. Los testajes siempre van protocolizados, desde grandes sis­temas que controlan la actividad general, hasta testajes puntuales que nos dan información de problemas muy localizados.
Por ejemplo, al testar la estructura, com­probaremos en primer lugar el estado de los sistemas de propiocepción (sistema vestibular, ATM) que controlan el equilibrio y la pos­tura del individuo, ya que ante un problema en uno de estos sistemas habrá lesiones en la estabilidad y en el control del movimiento del cuerpo. Esto provocará diferentes adaptaciones dolorosas, que sin un tratamiento adecuado sobre la propiocepción nunca serían corregibles, sólo conseguiríamos que cambiaran de lugar, cambiando los síntomas pero nunca se erradi­carían. Además de estos testajes generalizados, pasamos a otros más localizados, encontrando y tratando problemas que puedan causar le­siones a distancia, por ejemplo, esguinces que pueden provocar lumbalgias, ciáticas, vértigos, etc. Lesiones viscerales como por ejemplo el riñón, que puede lesionar el psoas y provocaría a su vez lesiones lumbares, de rodillas, tobillos y dolores dorso-cervicales.
Y terminaríamos con la corrección de tras­tornos muy locales, para resolver (recomponer) las lesiones causadas por las adaptaciones como distensión funcional de ligamentos, lesiones en la columna vertebral, en la dura-madre, cintura pélvica, etc. También se considerarán otras causas que pueden afectar a nuestra dinámica motriz como: papilomas en los pies, uñeros, dedo gatillo, tipo de asiento del coche, llevar una gruesa cartera en el bolsillo posterior del pan­talón... de posibles causas de lesiones.
Del mismo modo tra­taremos los niveles quími­cos y emocionales, algún catarro mal curado, proble­mas digestivos encubiertos, problemas de eliminación de toxinas endógenas y/o exógenas. Emociones no superadas, somatiza­das, creencias, comportamientos que nos llevan a tener síntomas en cualquiera de los otros niveles. Una lesión estructural puede cambiar nuestra actividad química o emocional, al igual que un desequilibrio químico nos puede llevar a tener problemas estructurales y emocionales. Los tres niveles son interdependientes, se influ­yen, se compensan, se apoyan. El factor común de los tres es el sistema inmunitario, él los controla y los relaciona, al igual que lo hace el sistema energético. Todos los protocolos dise­ñados en Kinesiología nos llevan a la utilización de técnicas naturales para la resolución de las causas encontradas y origen de los problemas de salud.

Juan Francisco Ballesteros Duarte

Publicado en la revista NATURAL 

No hay comentarios:

Publicar un comentario