En la actualidad, existen una gran cantidad de “dietas milagro” que prometen grandes resultados en poco tiempo, sin embargo, el efecto de estas dietas a largo plazo a menudo no es el deseado, produciéndose el conocido efecto rebote.
El efecto rebote se produce cuando, después de seguir una dieta hipocalórica y bajar de peso, se produce un nuevo aumento de peso.
Las “dietas milagro”
Las conocidas “dietas milagro” o “dietas exprés” son un tipo de dietas muy restrictivas y con baja ingesta calórica que, por lo general, prometen grandes pérdidas de peso en poco tiempo. Entre los peligros de este tipo de dietas está la posibilidad de llegar a sufrir un déficit de proteínas, vitaminas o minerales, debido a las condiciones tan estrictas del régimen.
Seguir una dieta de este tipo no solo va a conseguir causar déficits de compuestos esenciales en tu organismo, ocasionando problemas de salud, si no que no va a conseguir el efecto deseado de la pérdida de peso a largo plazo.
Para lograr esta disminución de peso se debe tener muy presente que lo más importante es mantener unos buenos hábitos alimenticios y ser constante con ellos. Por tanto, todas aquellas dietas que prometen grandes resultados en poco tiempo no están siguiendo estos principios de constancia y adquisición de hábitos.
Por el contrario estas dietas se enfocan en restringir la ingesta calórica, provocando un efecto rápido de pérdida de peso, pero causando ciertos desajustes bioquímicos en el organismo que acaban provocando el efecto rebote. Este efecto, en definitiva, no es más que la recuperación de los kilos que se han perdido una vez se ha cumplido el objetivo.
Consecuencia de no haber adquirido buenos hábitos alimenticios
La ansiedad que se genera como consecuencia de haber seguido una dieta muy restrictiva es una de las causas del efecto rebote. Como consecuencia, una vez finalizada la dieta, la persona que la ha seguido tiende a recuperar peso muy rápido al volver a los hábitos anteriores o incluso aumentar la ingesta de los “alimentos prohibidos” durante la dieta.
Esto causa que el sacrificio que se hizo durante la dieta se pierda al volver rápidamente a los antiguos hábitos. De esta forma, no hay que olvidar, que lo más importante para bajar de peso es aprender a comer de manera saludabley no restringir ciertos alimentos de forma estricta durante una temporada.
Debido a esto, es muy importante seguir dietas de mantenimiento que no se basan en seguir un menú concreto, si no en aprender a comer de forma inteligente, sabiendo que alimentos necesita el cuerpo, y en qué cantidades. Otra de las bases fundamentales de estas dietas es la realización de ejercicio físico de forma habitual.
Efecto rebote como consecuencia de cambios metabólicos
Rápida pérdida de peso corporal
Otra de las razones que explica el efecto rebote es que durante la pérdida de peso en las dietas hipocalóricas, el cuerpo enciende las alarmas bioquímicas. La reducción drástica de la ingesta de carbohidratos hace que el cuerpo use sus reservas, mediante un proceso denominado gluconeogénesis.
En la gluconeogénesis, se produce la síntesis de glucosa a partir de precursores no glucídicos, estos precursores pueden ser las reservas de grasas, pero también la masa muscular. En condiciones de baja ingesta de carbohidratos la pérdida de peso puede deberse a una reducción de la masa muscular.
Esta es una de las razones que explica la rápida pérdida de peso de las “dietas milagro”, pues estos quilos que se pierden provienen mayoritariamente de la pérdida de músculo y de agua (favorecida en ocasiones por la toma de diuréticos).
Reducción de la masa muscular
Al producirse un descenso en la masa muscular, el cuerpo responde disminuyendo el gasto energético, como resultado, aumenta el hambre y se promueve el almacenamiento de energía (el cuerpo se prepara para estas condiciones tan restrictivas).
Además, en el efecto rebote juegan un papel muy importante las hormonas, que controlan en última instancia el metabolismo del organismo. Haber seguido una dieta hipocalórica tiene también consecuencias en la regulación hormonal del cuerpo. De esta forma, los niveles de insulina se mantienen bajos durante la restricción de carbohidratos, pero se disparan al finalizar la dieta y volver a ingerirlos.
Así, al terminar la dieta y volver a ingerir ciertos alimentos, los niveles de insulina se disparan, favoreciéndose la conversión de glucosa en grasas. En definitiva, se prepara al organismo para la acumulación de reservas, debido a que ha pasado una época de “escasez” y de esta forma se sufre el temido efecto rebote.
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