martes, 4 de julio de 2017

Las “emociones” del estómago




Cuando estás enamorado, sientes “mariposas en el estómago”. Cuando te dan una mala noticia, tienes un nudo en la boca del estómago. Cuando estás nervioso, tu estómago también lo está. ¿Te has dado cuenta, entonces, de que todos los sentimientos repercuten en tu sistema digestivo? Claro, porque existen las llamadas “emociones” del estómago. Conoce más sobre ellas en este artículo.



Un problema o una linda sensación pueden tener consecuencias malas o buenas en tu estómago. Esto se debe a que el cerebro (de donde parten las emociones, no del corazón como pensamos) y el sistema digestivo se encuentran íntimamente conectados.

Unión cerebro-estómago, indestructible

Puedes pensar en decenas de ejemplos donde por algo que sentías (bueno o malo), tu estómago respondía. Nervios, amor, tristeza, felicidad, temor… todo tiene su repercusión en el sistema digestivo. ¿Te has puesto a pensar por qué?

Si tú no lo has hecho, algunos investigadores sí y por ello te lo estamos contando en este artículo. Los médicos comenzaron a notar que los medicamentos empleados para tratar el estrés, el insomnio y la ansiedad tenían efectos en la digestión.



Por eso, cuando estamos tristes o deprimidos, la mayoría comemos más y al estar felices y descansados, no tenemos tanto apetito, o bien cumplimos con las porciones adecuadas o no nos ataca el hambre voraz a cualquier hora.
La acción del cerebro en nuestro estómago

El cerebro controla tanto las acciones digestivas como intestinales a través de un nervio llamado “vago”. Sin embargo, no hay estudios que confirmen si existe un control específico entre ambos sistemas. Esto quiere decir, en español, que lo que afecta a uno puede no afectar al otro.

Entonces, las enfermedades o trastornos del estómago pueden tener incidencia en la cabeza (cefaleas, por ejemplo) pero es más común la relación contraria: las emociones que parten del cerebro repercuten en el estómago.

Las enfermedades típicas del sistema digestivo, como pueden ser la gastritis, la acidez, el dolor abdominal, la colitis, etc., se agravan cuando la persona sufre de estrés, ansiedad, nervios o cualquier factor del tipo emocional. También se ha demostrado a través de las investigaciones que las digestiones lentas tienen su origen emocional y no son una causa orgánica.




La psiconeuroinmunología (no trates de leer esta palabra de corrido porque es muy difícil, pero engloba a la psicología, la neurología y la inmunología) estudia el efecto que tienen las emociones y, sobre todo, el estrés en diversas partes del cuerpo. La relación entre los sentimientos y las enfermedades es realmente llamativa.

Se está entendiendo entonces que muchas de las patologías actuales tienen que ver con el reflejo del estado mental. El estrés es un problema de salud que atañe a todas las personas, podría decirse que es la epidemia del siglo XXI. Pero, además, cada vez son más los pacientes que llegan a la consulta del médico por problemas digestivos. Todo tiene una gran relación.
Mejorar la relación mente-estómago

Un ejemplo clásico de cómo el estómago repercute en la mente es cuando tenemos hambre. Si nos cruje la tripa estamos de mal humor. En el caso contrario podríamos ubicar a la ansiedad. Cuando algo está por ocurrir y lo esperamos con ansia, llenamos ese vacío con comida en mucha cantidad.

Ya que se ha confirmado esta relación indisoluble entre el cerebro y el estómago, sería bueno lograr un equilibrio para que ninguno de los dos impere en esta pareja.

Para poder mejorar la salud mental tenemos varias opciones como, por ejemplo, hacer terapia con un psicólogo, descansar más, eliminar el estrés, tomarnos vacaciones más seguido, hablar de nuestros problemas, evitar las situaciones que nos causen ansiedad o nerviosismo, pasar el día fuera de la ciudad, beber un té de valeriana, leer libros de autoayuda, hacer reiki, yoga, meditación, recibir masajes o reflexología, etc.


En lo que se refiere a la salud digestiva, tenemos más alternativas “tangibles”,por decirlo de alguna manera. Por suerte, podemos recurrir a diversos remedios naturales para poder hallar ese equilibrio cerebro-estómago, partiendo desde la buena salud del aparato digestivo. Las mejores plantas son:

Hinojo
Tiene efectos estimulantes que no causan dolores en estómagos delicados. Puedes masticar las semillas o hacer una infusión para aliviar cólicos, espasmos intestinales y gases.

Menta piperita
Alivia muchos trastornos estomacales. Si bebes una infusión de esta menta, puedes tratar indigestión, flatulencia, cólicos, náuseas y vómitos. Combate el mal aliento y sirve para aliviar los síntomas de mareos en los viajes.

Manzanilla
Es una flor suave que permite calmar los problemas digestivos al beberla en infusión. Ayuda a calmar los nervios estomacales y los espasmos gastrointestinales, así como también la gastritis.


Ulmaria
Es un antiácido muy potente que alivia, a su vez, otros síntomas estomacales e intestinales como los gases, el reflujo las úlceras pépticas, la gastritis y la diarrea.
Melisa

Es una hierba suave con efectos calmantes para el estómago. Alivia cólicos, espasmos estomacales, gases y todo tipo de problemas digestivos relacionados con el estrés.

Regaliz
Es un laxante ligero y calmante del tracto digestivo. Si combinas esta hierba con la ulmaria y la manzanilla (en partes iguales) podrás tratar la indigestión, la gastritis, la acidez y el estreñimiento.

Malvavisco
Calma la inflamación en el tracto digestivo, reduce los síntomas de la acidez, el malestar estomacal y la irritación del estómago y duodeno.

Jengibre
Es antiespasmódico y antiemético. Se usa para calmar la flatulencia, los cólicos, las náuseas, los vómitos y los síntomas de intestino irritable. Además es antiséptico y antiinflamatorio.




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