No debemos dejar que nuestros pensamientos limitantes nos impidan disfrutar de la vida. Debemos tropezarnos para aprender y salir de nuestra zona de confort para encontrar la felicidad
Vivir es mucho más que existir, aunque en ocasiones, hay quien lo olvida. Entre el nacimiento y el día en que nos vamos de este mundo hay toda una etapa maravillosa llamada “vida” que hay que experimentar al máximo, hasta quedarnos sin aliento.
Sabemos que, a veces, no es fácil sacar todo el partido a nuestros días. Las obligaciones, el trabajo y en ocasiones, relaciones personales algo complejas con otras personas, limitan un poco esa alegría de vivir que todos deberíamos disfrutar.
Ahora bien, si tomamos plena conciencia de que el simple hecho de existir, de estar aquí y ahora en este mundo ya es una gran maravilla, empezaremos a priorizar todo aquello que de verdad es importante.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Las 4 claves para entender que vivir es mucho más que existir
No vivas la vida de otras personas
Todos nosotros formamos parte de, al menos, tres círculos sociales:
- Una familia de origen con unos padres, hermanos, y otros familiares “de sangre”.
- Una familia construida, ahí donde están nuestras parejas, hijos y esos amigos a los que también valoramos como “familiares”.
- Un contexto laboral donde está nuestros compañeros de trabajo, jefes, clientes…
Estos círculos sociales tan cotidianos determinan también lo que somos, cómo nos vemos y cómo nos ven los demás. Si estos contextos son armónicos y enriquecedores, encontraremos también un buen sentido a nuestra existencia.
Porque nos sentiremos valorados, queridos y útiles para la sociedad y las personas que nos son significativas.
Ahora bien, si dentro de estos círculos sociales hay conflictos, presiones, miedos y tensiones, entonces estaremos siendo prisioneros de mundos ajenos. Somos “esclavos” de emociones negativas que nos impiden existir tal y como deseamos.
Si es tu caso, sería necesario establecer prioridades, romper vínculos o poner límites. Porque tu paz interior y tu bienestar no son negociables.
Aprende a disfrutar del “aquí y ahora”, de lo que acontece a tu alrededor
Para encontrar el sencillo placer de existir, de apreciar tu pertenencia a este mundo y a lo que te rodea, es necesario que sigas estos pasos:
- Detén el ruido de tus pensamientos: Lo creas o no, las personas estamos siempre ocupados con esos pensamientos que, lejos de ser productivos son “ruido”, son miedos, preocupaciones, ideas limitadoras…
- Busca instantes para ti, en soledad. Mereces tus propios momentos para estar contigo mismo.
- Aprecia todo aquello que te rodea, porque la belleza de la vida se inscribe a veces en las cosas más elementales.
Agradece todo lo que tienes y lo que eres
Es posible que más de uno haya pensado eso de: “¿Cómo voy a agradecer lo que tengo si en estos momentos no soy feliz?”.
Las personas debemos entender que, a pesar de no tener lo que de verdad queremos, siempre tenemos la capacidad de cambiar las cosas. La fuerza está en tu voluntad, en tu optimismo, en tu capacidad por ilusionarte de nuevo.
Agradece el simple de hecho de existir, de sentir el calor de la luz del sol, de ver las sonrisas de las personas que te aman de verdad. Agradece ser una persona valiente que sabe todo lo que ha superado, y que sabe que le quedan muchas cosas por experimentar.
Vive el momento y agradece lo que percibes ahora. Si lo que tienes en este momentos son lágrimas y pesares en tu corazón, entiende que en esta vida nada permanece.
Mañana te dolerá un poco menos, y la vida te traerá cosas mejores, siempre y cuando tú actitud sea receptiva.
No imagines, no esperes, no te lamentes: ¡Sal de tu zona de confort, vive la vida!
Soñar no es malo, al contrario. Nos aporta ilusiones, nos viste de esperanzas que deseamos ver cumplidas. Ahora bien, si pasamos la gran parte del día soñando y esperando, la vida se escapa.
Es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y que nos arriesguemos, porque la vida es algo más que existir. La vida, en realidad, son todos estos aspectos:
- Vivir es equivocarse y volver a intentarlo.
- Vivir es plantarnos retos que, en ocasiones, alcanzamos.
- Vivir es permitirnos segundas y terceras oportunidades.
- Vivir es saber decir no, y atrevernos a decir “sí” sin saber qué podrá ocurrir.
- Vivir es quedar con aliento y tener ganas de más.
- Vivir es disfrutar de la calma y vestirnos con el bullicio de la alegría, de los sueños que se tocan con la yema de los dedos.
Aplica estos sencillos consejos en tu día a día y no olvides que, en ocasiones, conseguir la felicidad y esa paz interior es mucho más fácil de lo que pensamos.
Requiere algo de asertividad, una buena dosis de ilusión cotidiana y el pilar de la autoestima. ¡No lo olvides!
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