El título de este artículo te puede sorprender, pero no es la primera vez que encontramos relaciones sorprendentes entre diferentes partes de nuestro cuerpo, como nos enseña la Medicina Tradicional China, la reflexología podal, la iridología, entre otros más. En este artículo te explicamos cómo y por qué debes cuidar también tu intestino si sueles sufrir problemas de garganta como amigdalitis, faringitis, afonía, etc.
Los remedios de los antepasados
Nuestros antepasados tenían muchos conocimientos de medicina y siempre encontraban remedios sencillos con lo que tenían a mano para solucionar los malestares del día a día. En el caso de las enfermedades de garganta, especialmente cuando las sufrían los niños repetidamente, no dudaban en recurrir a las lavativas.
Antiguamente se aplicaban lavativas muy a menudo, ya que sabían que un intestino que no funcionaba bien era causa de múltiples enfermedades, del mismo modo, aplicando una lavativa uno podía notar una gran mejoría casi inmediatamente.
Las lavativas se solían hacer con la ayuda de unas peras de goma, que todavía hoy en día se venden en las farmacias por ser la manera más cómoda y rápida de aplicarlas.
- Basta introducir en la perita el agua tibia, que sea de calidad, no del grifo. Untar un lubricante o aceite a la cánula e introducirla en el ano mientras estamos tumbados sobre el lado izquierdo.
- Aguantamos lo que podamos y evacuamos.
- Podemos realizar un par de lavativas al día mientras suframos la afección de garganta.
Chequear el intestino
Si sufrimos a menudo problemas de garganta, sin motivo aparente o que nos cuesta curar con tratamientos médicos, debemos prestar atención a nuestro intestino y descartar algunas de las patologías más frecuentes:
Síndrome del colon irritable: trastorno crónico que provoca dolor y estados de diarrea y/o estreñimiento alternados. Podría estar relacionado con cuestiones nerviosas y emocionales.
- Estreñimiento: es uno de los grandes males de nuestros días, por culpa principalmente de una mala alimentación, demasiado refinada y excesivo sedentarismo.
- Parásitos intestinales: los parásitos son muy frecuentes y sin embargo muy desconocidos. El más conocido es la candidiasis, pero hay muchos tipos y tienen muchos síntomas diferentes, lo cual puede confundir al paciente a la hora de saber qué tiene. Pueden provocar cansancio, nerviosismo, trastornos del apetito, malas digestiones, picor de nariz o de ano, etc.
- Divertículos: la diverticulosis consiste en la formación de una especie de engrosamientos en las paredes del intestino grueso.
La flora intestinal
Si por lo tanto queremos cuidar nuestra garganta, deberemos regular nuestro intestino y tratar la patología que suframos. Una pauta fundamental será el cuidado de nuestra flora intestinal, la cual se ve muy afectada por las enfermedades intestinales, la mala alimentación y el consumo de medicamentos.
La cuidaremos de dos maneras:
- Consumiendo alimentos que la promuevan, principalmente los alimentos fermentados como el chucrut, el yogur o el kéfir, pero deberán ser elaborados en casa para asegurarnos de que no se hayan fabricado artificialmente y contengan los nutrientes que necesitamos.
- Tomando un suplemento específico para repoblar la flora intestinal, especialmente si hemos estado tomando medicación.
Intolerancias alimentarias
Hay una cuestión fundamental a tener en cuenta cuando de manera muy repetida sufrimos problemas intestinales y de garganta: valorar la posibilidad de que tengamos intolerancia a algún alimento, lo cual nos esté provocando un daño continuado y progresivo.
En las alergias nos damos cuenta muy rápido porque la reacción del cuerpo es instantánea, pero desgraciadamente no sucede lo mismo con las intolerancias, que tienen efectos dañinos pero más lentos y graduales, lo cual dificulta su detección.
Podemos ser intolerantes a cualquier alimento y existen muchos tipos de pruebas de laboratorios que lo analizan, pero las más habituales y que deberíamos tener primero en cuenta son al gluten y a la lactosa. También podemos sufrir intolerancias a determinadas frutas, frutos secos o aditivos alimentarios.
Baños calientes de pies
Aunque este remedio no nos curará la enfermedad, sí que nos ofrecerá un alivio inmediato a la inflamación de garganta, al provocar un calor importante en los pies que disminuirá rápidamente la temperatura de la parte superior del cuerpo. Sumergiremos los pies en agua muy caliente durante al menos 20 minutos. Si se enfría la iremos reponiendo. Después abrigaremos bien los pies.
Imágenes por cortesía de Pavel Fiskovich, mfcorwin y didriks
http://mejorconsalud.com/
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