Cada día son más las agresiones a las
que se ve obligado a adaptarse el ser humano, y cada día son más
sofisticadas. Sólo tenemos que conectar el televisor y observarlo con
una atención holística para ir comprendiendo la cantidad de estímulos a
los que nos vemos expuestos a diario, hemos reducido nuestra capacidad
de elección a estos estímulos audio visuales que nos imponen los medios
de comunicación, ya no son importantes ni los olores, los sabores, la
percepción visual directa dominada por la relación de la distancia, mano
ojo, textura, etc. Cada vez participamos menos directamente con el
entorno, solo lo imaginamos según nos dicen las noticias, según nos
imponen los medios publicitarios y así nos movemos en un mundo
imaginario lejos de una realidad que cada día irá introduciéndose en
nuestros sistemas y órganos produciéndonos problemas en nuestra salud,
sin que podamos comprender cómo es posible que esto nos suceda si
creemos vivir en un mundo totalmente sano y en equilibrio, según nos han
informado las fuentes autorizadas.
Unas de las, relativamente, últimas
amenazas a las que nos estamos viendo obligados a adaptarnos es la gran
cantidad de toxinas metálicas a las que nos vemos expuestos a diario.
Las fuentes son diferentes y variadas. Se ha hablado mucho de las
amalgamas, unos a favor de su uso y otros en su contra, el hecho es que
después de numerosas investigaciones en las que se ha demostrado el
daño, en muchas ocasiones irreversible, que causa el mercurio en nuestro
organismo. El mercurio es un metal pesado que afecta directamente al
sistema nervioso, se introduce en la neurona quemando literalmente el
orificio de entrada con lo que hace mucho más complicada su
eliminación. En Suecia se demostró su implicación directa en casos de
esclerosis múltiple. Es ávido de depositarse en los ganglios del
sistema nerviosos vegetativo, en especial en los pertenecientes al
parasimpático afectando con mucha frecuencia a: la visión (ganglio
ciliar), al sistema orgánico como digestiones, intestinos, asimilación
... (ganglios vagales del nervio vago). También se ha encontrado
excesivas cantidades de mercurio depositado en tiroides afectando al
metabolismo. Cada día son más los profesionales que movidos por su
vocación y ética, incursionan en los evidentes resultados de las
investigaciones y "ante la duda razonable" prefieren no arriesgar la
salud de sus pacientes.
Si usted es portador de amalgamas no
se apresure a quitarlas de forma incontrolada. Según últimas
investigaciones se ha comprobado que hay que efectuar todo un
protocolo
para eliminar estos empastes sin poner en riesgo nuestra salud. Se
puede comprobar que nuestra inmunidad se hace mucho más débil durante
las dos semanas siguientes a la extracción de las amalgamas debido a la
absorción, casi imposible de evitar, que hace el cuerpo de las
emanaciones de los gases del torno, es importante que busquen un
profesional informado en estos protocolos.
Pero aún así no son las amalgamas
las únicas y más importantes fuentes de estos venenos, tenemos unos más
activos y que según investigaciones están directamente involucrados con
el Alzheimer, hablamos del "aluminio". Hace ya unos meses que llevo
investigaciones con diferentes casos de parálisis cerebral en niños de
diferentes edades, a todos mandé hacer una analítica de su pelo por un
reconocido laboratorio, para conocer la cantidad de metales tóxicos que
tenían en sus tejidos, todos presentaron una cantidad de aluminio
extremadamente peligrosa, así como de otros metales como cadmio y
arsénico. Estas intoxicaciones desequilibraron los niveles iónicos
perjudicando la espasticidades e hipotonías musculares con las que tanto
hay que luchar en estos casos. Algunos de los pacientes mejoraron
mucho los tonos, sus comportamientos psicológicos y motores al ser
eliminados en parte estas intoxicaciones. Las fuentes de intoxicación en
las que se pueden pensar en estos casos, según los laboratorios
implicados, era el consumo de bebidas gaseosas enlatadas, el consumo de
alimentos cocinados en recipientes de aluminio y la composición de los
medicamentos que se le administraban a estos niños, pero en ninguno de
los casos de los analizados se cumplían estos requisitos.
Aún no podemos conocer con exactitud
estas fuentes, se pueden pensar diferentes causas, las más plausible es
que en un intento de eliminar el plomo de las gasolinas, se le añaden a
estas catalizadores que llevan aluminio en su composición, que será
asimilado por las vías respiratorias. También podemos atender a la
asimilación que hacemos a través de la piel del aluminio que llevan
algunas prendas de vestir, que las hacen más resistentes a los lavados,
al tiempo y otras agresiones externas. Solo se investigó en esta
muestra de niños, pero sería interesante hacer estas investigaciones con
transeúntes clínicamente sanos, o sea, aparentemente sanos, para
conocer sus niveles tóxicos y poder hacer prevenciones de enfermedades
que con tanta frecuencia nos sorprenden y para las que encontramos
pocas soluciones.
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