jueves, 27 de septiembre de 2018

Alzheimer



La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que avanza de forma progresiva en los pacientes. Por norma general afecta a las neuronas, las células características del Sistema Nervioso. En especial, las neuronas que se encuentran en la corteza cerebral.
La corteza o córtex cerebral es un tejido nervioso que se encuentra en forma de capa por encima de los hemisferios cerebrales. También altera otras estructuras adyacentes.
Por otra parte, se trata del subtipo de demencia que aparece con más frecuencia en nuestra sociedad. De esta manera, el 60% de las demencias son causadas por la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los expertos estiman que existe una gran cantidad de casos clínicos con esta patología sin diagnosticar.

Síntomas más comunes de la enfermedad de Alzheimer




Normalmente las señales de esta patología se encuentran relacionados con las actividades del Sistema Nervioso Central o SNC. Por tanto, se producen una amplia gama de trastornos cognitivos y de conducta. Por ejemplo, entre los más frecuentes podemos destacar:
  • Cambios de humor de forma impredecible. Asimismo, el paciente puede mostrar síntomas de depresión, agresividad, apatía, etc.
  • Desorientación tanto espacial como temporal (relativa a la época del año, del mes…).
  • Dificultad para llevar a cabo actividades cotidianas, dibujos, operaciones matemáticas simples…
  • Olvido de nombres y de localización de objetos importantes (lo que conduce a su pérdida).
  • En las etapas más avanzadas, los sujetos presentan graves alteraciones asociadas al lenguaje. No comprenden el significado de las palabras y son incapaces de finalizar las oraciones. También empiezan a desarrollar problemas en la coordinación de los movimientos y en el equilibrio.

¿Cuáles son las causas de la enfermedad de Alzheimer?

 Actualmente los especialistas han determinado que un conjunto de factores biológicos y ambientales pueden llevar a la presencia de esta enfermedad. Una señal característica de la patología es la aparición de placas seniles y de ovillos de neurofibrillas.
El equipo médico también ha sido capaz de identificar una serie de factores de riesgo de esta enfermedad. Se refiere a las características o hábitos de un paciente que le hacen más propenso a una patología. En este caso, el tabaquismo, la edad avanzada y una historia clínica con antecedentes constituyen los factores más decisivos.

Tratamientos para la enfermedad de Alzheimer




Como de costumbre, los diferentes tratamientos que ofrecerá el equipo médico necesitan el consentimiento del paciente. Asimismo, las distintas terapias buscan aliviar en la medida de lo posible los síntomas. También buscarán ralentizar la evolución del trastorno, fomentar las funciones cognitivas y evitar nuevas patologías asociadas o derivadas. Sin embargo, hoy en día se desconoce si existe una cura definitiva para este trastorno.
Los estudios han demostrado que una adaptación del ambiente en el que vive el sujeto mejora su estado psicológico. Así, puede identificar el medio con facilidad y recordar momentos que le ayudan a mantener su personalidad.
Investigaciones recientes han demostrado que la implantación de un neuroestimulador en el cerebro tiene efectos muy positivos sobre los sujetos. Por norma general se implanta en las primeras etapas de la enfermedad.
El dispositivo colocado a través de una intervención quirúrgica es capaz de imitar el funcionamiento del Sistema Nervioso en condiciones normales. Sin embargo, la técnica no estará completamente desarrollada hasta dentro de una década de acuerdo a los expertos.

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martes, 25 de septiembre de 2018

Dieta sin gluten: las consecuencias para la salud


David Sanchez 23 septiembre, 2018
A pesar de la creciente demanda por las dietas sin gluten, lo cierto es que estas no deberían adoptarse si no hay un problema real, y siempre bajo el asesoramiento de un especialista.
La dieta sin gluten puede prometer importantes beneficios para la salud, pero esto no siempre es cierto. En este sentido, existe un gran debate en torno a si la dieta sin gluten tiene efectos positivos reales o no es más que una nueva moda.

La dieta sin gluten en personas no celíacas

Hacer una dieta sin gluten.
Hoy en día, la dieta sin gluten se ha extendido debido a la creencia, cada vez más generalizada, de que este tipo de alimentación puede ayudar a la pérdida de peso. Sin embargo, esto no es cierto, y aunque el gluten no es una proteína esencial para nuestro organismo, eliminarla de nuestra dieta no es recomendable si no es bajo el consejo de un experto.
En primer lugar, es esencial distinguir qué personas pueden tener una cierta sensibilidad al gluten, llegando incluso a una intolerancia. Por supuesto, este tipo de trastornos deben diagnosticarse mediante un análisis claro, en cuyo caso sí será importante eliminar el gluten de la dieta diaria.
Por esto, es importante tener en cuenta que seguir una dieta sin gluten debe tratarse como un tratamiento especializado para personas con una intolerancia. Eliminar este componente sin necesidad es, sin embargo, algo poco recomendable y que solo obedece a una creencia generalizada y basada en mitos falsos.
Además, la dieta sin gluten es recomendable para personas que padezcan enfermedades inflamatorias en el intestino o enfermedades autoinmunitarias. También lo son para personas que sufren alteraciones hormonales o incluso neurológicas. Por tanto, sumarse a la moda de la dieta sin gluten no debe tomarse a la ligera, y siempre debe acompañarse de las recomendaciones de un profesional de la nutrición.
En definitiva, lo más importante es seguir una dieta equilibrada. En ella tendrán cabida los alimentos de origen tanto vegetal como animal, así como los cereales integrales o los lácteos. Siempre que no sea por una necesidad especial, debemos evitar caer en la creencia de que una dieta sin gluten nos aportará beneficios.

La intolerancia real al gluten: celiaquía

Alimentos sin gluten.
Para empezar, los síntomas mediante los cuales se pueden detectar las intolerancias al gluten suelen relacionarse con problemas digestivos. En este sentido, pueden sufrirse gases, pesadez, dolores en el abdomen, diarreas o estreñimiento. Además, pueden manifestarse problemas en la piel, fatiga o trastornos del sueño.
El principal problema de la enfermedad celíaca es que se trata de una intolerancia permanente de origen desconocido. Esta patología suele provocar una inflamación crónica en la mucosa del intestino delgado y una progresiva atrofia de los vellos internos de este órgano. Será en estos casos en los que será especialmente importante adoptar una dieta sin gluten.
Una de las principales características de las personas que padecen celiaquía es que tienen grandes dificultades para engordar. Esto se debe a que las vellosidades del intestino delgado no son capaces de absorber los nutrientes de los productos derivados del trigo. Lógicamente, esto hace que tampoco puedan absorber las calorías de estos alimentos. Sin embargo, eliminar estos productos de la dieta sin necesidad puede hacer que perdamos el control de nuestro peso, engordando más que cuando los consumimos.

La sensibilidad al gluten no celíaca

Este tipo de trastorno puede parecer similar a la enfermedad celíaca, y afecta a un porcentaje de la población entre el 1 % y el 6 %. No obstante, se trata de otro tipo de problema, aunque también esté relacionada con el contenido en gluten de los alimentos.
El diagnóstico de estas patologías se realiza mediante la exclusión del gluten de la dieta, como ocurre con la enfermedad celíaca. Entre los problemas relacionados con una sensibilidad al gluten no celíaca puede encontrarse el síndrome del colon irritable, una molestia bastante común. En total, afecta a alrededor de un 15 % de la población. Este problema se caracteriza por la aparición de dolor abdominal, diarrea o flatulencias. Aquí entra en juego la dieta sin gluten, que puede ayudar a reducir los síntomas.
Por otro lado, también existe la alergia a algunas proteínas del trigo.La manifestación de este problema puede variar entre los niños y los adultos. En este sentido, los niños suelen verse afectados por una alergia más clásica que a menudo desaparece durante la infancia.
Además, estos tipos de alergias presentan unos síntomas muy variados, desde un típico picor hasta molestias en el intestino. Debido a esta complicación para ser diagnosticadas de forma correcta, la única opción terapéutica es eliminar el trigo y sus derivados, adoptando una dieta sin gluten realmente necesaria.

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lunes, 24 de septiembre de 2018

Alimentos con aceites naturales que puedes consumir durante la dieta


Brunilda Zuñiga 24 septiembre, 2018
Algunos alimentos con aceites naturales no solo no nos hacen subir de peso, sino que pueden ayudarnos a controlarlo a la vez que cuidamos de nuestra salud cardiovascular.
Solemos asociar la pérdida de peso con la idea de evitar toda clase de grasas. Sin embargo, existen alimentos con aceites naturales que debes consumir. Es importante recordar que las grasas son uno de los nutrientes que tu cuerpo requiere para funcionar correctamente.
La realidad es que las grasas saludables son vitales para obtener energía y mantener una apariencia saludable. Las grasas que deberías eliminar de tu dieta para perder peso son las de baja calidad, pues aumentan el colesterol malo (LDL) en sangre y ponen en riesgo tu salud cardiovascular.
Sigue leyendo y descubre alimentos ricos en aceites naturales que debes consumir con frecuencia.

1. Aguacate

El aguacate es uno de los alimentos con aceites naturales más comunes. En años recientes se ha puesto de moda, por lo que es sencillo encontrarlo a un precio relativamente asequible.
Un aguacate mediano contiene alrededor de 24 gramos de aceites naturales de excelente calidad y el 40 % de su peso es fibra. Por estos dos factores, es un ingrediente ideal para tus ensaladas, batidos y para comerlo solo.
Por su sabor cremoso, también lo puedes aprovechar para crear aderezos y eliminar aquellos que son altos en sodio y conservantes. Te recomendamos consumir de ¼ a ½ aguacate diariamente.

2. Nueces

Frutos secos: nueces.
El segundo de los alimentos con aceites naturales son las nueces. Estas son ricas en ácidos grasos omega 3 por lo que facilitan la reducción de colesterol malo (LDL) en la sangre y mejora la salud de tus venas y corazón.
La recomendación es que consumas una pequeña porción de nueces varias veces a la semana. Puesto que las nueces también son altas en carbohidratos, lo ideal es que limites tu consumo a 5 nueces por ocasión. Puedes comerlas durante las colaciones o como postre combinadas con alguna proteína para evitar que tus niveles de glucosa se vean afectados.
Es recomendable que, al adquirir las nueces, elijas las naturales. En caso de que las compres sin cáscaras, vigila que no tengan sal ni otros ingredientes que pueden dañar tu salud.

3. Queso

El queso no suele asociarse con los alimentos con aceites naturales, pero lo es, a menos que elijas opciones light o bajas en grasa. Su contenido de aceites se debe a que se produce a partir de la leche entera.
La clave para que comer queso no sea un problema es optar por alternativas de buena calidad. De esta forma, obtendrás calcio, fósforo, selenio y vitamina B12.
Es importante que al consumir queso, evites combinarlo con otros ingredientes grasos. Esto incluye aderezos, aceites vegetales y frituras. Lo que sí puedes hacer es combinarlos con ingredientes saludables que creen un plato equilibrado, como vegetales y granos.

4. Pescados grasos

Las sardinas y el salmón son dos buenos ejemplos de alimentos con aceites naturales. Estos son ricos en ácidos grasos omega 3, calcio y vitaminas y son muy comunes en la dieta mediterráneaAl momento de cocinar estos pescados, es recomendable que evites añadir más grasa; en su lugar, opta por elaboraciones asadas, al vapor o al horno.
Para equilibrar el consumo de grasas, procura acompañar tu pescado de una buena porción de vegetales. Esto se debería traducir en una a dos tazas de vegetales variados, ya sea como ensalada o en sopas.

5. Aceites vegetales

El último de los alimentos con aceites naturales que debes incluir regularmente en tu dieta son solo aceites vegetales. Estos incluyen al aceite de oliva, aceite de coco y cualquier otro comestible de buena calidad.
Algo muy importante es que evites las frituras, ya que por muy naturales y sanos que sean afectan tu salud cardiovascularUna buena alternativa para obtener sus beneficios es simplemente utilizarlos como aliño en tus ensaladas. En este sentido, basta con añadir una o dos cucharaditas del aceite que elijas.

Consideraciones generales al consumir alimentos con aceites naturales

Aunque los aceites naturales son benéficos para tu salud, es recomendable que tomes algunas precauciones para evitar daños. Lo más importante es vigilar porciones y nunca comerlos en exceso.
También es buena idea que varíes el tipo de alimento graso. Esto te ayudará a evitar que te aburras de los mismos alimentos y los cambios por opciones menos saludables.

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viernes, 14 de septiembre de 2018

La comida engorda más cuanto más años cumplimos


Yamila Papa 19 julio, 2017
Con el paso de los años nuestro organismo experimenta cambios hormonales para ahorrar energía. Nuestro metabolismo va adaptándose a estas variaciones y empieza a acumular grasa, por lo que deberemos modificar nuestros hábitos
¿Por qué será que, a medida que vamos cumpliendo años, se nos hace más difícil bajar de peso (o más fácil engordar)?
Este proceso normal en millones de personas tiene al menos una explicación. En este artículo te contaremos los motivos por los cuales la comida engorda más cuánto más años cumplimos.

¿Más años = más kilos?

Más años = más kilos
El cuerpo evoluciona todo el tiempo y va cambiando según pasan los años. Los músculos, los huesos y el metabolismo cambian continuamente.
El organismo de un niño de 10 años no funciona igual que el de esa misma persona a los 25, a los 40 o a los 65 años. En la adultez podemos tener más o menos músculos, según si somos más jóvenes o más ancianos.
Es normal entonces ver cambios en nuestro peso corporal y en cómo la grasa se va depositando en diferentes áreas donde quizás antes no estaba o era más sencillo reducirla.
El gasto basal de energía no es el mismo en cada etapa de la vida.Cuando somos más jóvenes gastamos más y, a medida que pasa el tiempo, la cifra va en disminución. Básicamente porque la aprovechamos mejor.
Este gasto basal se reduce por dos cuestiones principales:

1. Porque la composición corporal varía

Cuando crecemos perdemos músculo y ganamos grasa.
Por ejemplo el porcentaje de grasa de un hombre de 20 a 30 años oscila entre el 18 y el 21%; entre los 41 y los 50 años de 23 a 25% y más de 60 años supera el 26%.
En el caso de las mujeres sucede lo mismo: 22 a 24% de grasa entre los 20 y los 30 años; 27 a 30% entre los 41 y los 50 años y más de 31% pasados los 60 años.
La grasa se acumula de forma natural, al mismo tiempo que los músculos se reducen porque estos últimos son los que más energía gastan.

2. Porque las hormonas cambian

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Esto no solo atañe a las mujeres en la menopausia, sino también a los hombres adultos.
El patrón hormonal tiene mucha relación con lo que pesamos porque nos puede hacer comer o dormir más, por ejemplo.
A medida que crecemos, las hormonas trabajan para que ahorremos energía, ya que no tenemos la misma vitalidad o capacidad que antes. Esto quiere decir que es más probable acumular grasa (sobre todo, alrededor de la cintura).
Así es como el cuerpo se prepara para la falta de actividad o algún problema que requiera quietud.

A partir de los 30 es más fácil engordar

Con esto no se está dando rienda suelta a las comidas copiosas con la excusa de que igual engordaremos al pasar los 30. Es para tener en cuenta que los cambios del organismo no aparecen solamente en la vejez.
A medida que cumplimos más años vemos cómo la cintura se ensancha, el vientre se abulta y la ropa no queda como antes.
Soplar más velas en el pastel y subir de peso parece una relación indiscutible de la cual no podemos escapar aunque sigamos manteniendo los mismos hábitos alimentarios.
La batalla contra la obesidad y el sobrepeso es mayor a medida que cumplimos años.
La mala alimentación, el estrés, los factores genéticos y el sedentarismo pueden influir en la cantidad de kilos que aumentamos, así como también el consumo de medicamentos y los desequilibrios hormonales.
Justamente estos últimos son los principales causantes de acumulación de grasa corporal.
A partir de los 30 años el estrógeno, la progesterona y los andrógenos no trabajan de la misma manera que antes. Y, ya que son esenciales para el mantenimiento de la masa corporal, es comprensible ver cambios en nuestras caderas, abdomen o glúteos.
Las fuentes de energía que a los 15 o 20 años parecían inagotables se van apagando con los años y dan lugar a una vida más sedentaria.
Si a eso le sumamos el trabajo o los eventos más relajados (ir al cine o al teatro, cenar en un restaurante o viajar a un crucero con “todo incluido”) el resultado es mayor peso a mayor edad. Una ecuación muy sencilla.

Engordar no es el único cambio de la adultez

Engordar no es el único cambio de la adultez
Ahora bien, ¿qué sucede si llevo una vida saludable, hago ejercicio y me alimento bien? Pues deberás tener en cuenta la cantidad de calorías que necesitas.
  • Por ejemplo, a los 31 años una mujer de 60 kg precisa consumir 2000 calorías para mantenerse en su peso.
  • La misma mujer a los 45 años tendrá un gasto basal de 1850 calorías.
Por lo tanto si sigue comiendo 2000 al día tendrá 150 “de más” cada jornada. En aproximadamente seis meses ganará 4 kg.
No solo debemos pensar en los kilos de más que “aparecen” a medida que vamos cumpliendo años, sino también en las enfermedades o condiciones que se van gestando en la adultez.
Es el caso de la osteoporosis por la disminución ósea o la artrosis por problemas en las articulaciones.
Para evitar que los años nos sumen también kilos es fundamental ir amoldando nuestros hábitos a la edad que tenemos. Por ejemplo:
  • Continuar practicando ejercicio aunque sea más relajado (yoga, pilates, natación, etc).
  • Reducir la ingesta de grasas, sal y harinas.
  • No fumar ni beber alcohol
  • Dormir lo suficiente.
Por último, debemos asumir que no se puede tener el mismo cuerpo ni la misma talla a los 25 que a los 50.
Además de que han pasado más de dos décadas de vida, nuestros hábitos se han modificado y el organismo ha acompañado esos cambios.

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lunes, 10 de septiembre de 2018

4 estiramientos que te ayudarán a corregir tu postura


Solimar Cedeño 8 septiembre, 2018
Tener conciencia sobre tu cuerpo te ayudará a detectar y corregir problemas de postura antes de que te generen dolores o bien para aliviar los que ya tengas
El cuerpo humano es como una máquina perfecta con sus partes engranadas entre sí, por lo debemos cuidarlo y poner especial atención a lo que dice. ¿Padeces dolores de espalda, caderas, hombros o cabeza? Esas pueden ser señales de que algo no está bien con tu postura, por lo que debes trabajar en mejorarla.
Aunque parezca increíble, la postura corporal puede afectar algunos órganos internos del cuerpo, la respiración y la digestión. Esto se debe a la tensión de los músculos, los responsables de mantener el equilibrio, la posición erguida y facilitar los movimientos del cuerpo.
Una postura incorrecta puede ocasionar dolencias como escoliosis, tortícolis, cifosis, lumbalgia o tendinitis de hombros que en sus casos más graves requieren la ayuda de un especialista. Por suerte, estas molestias se pueden aliviar o incluso prevenir haciendo ejercicios de estiramiento sencillos con frecuencia.
Los músculos modifican la orientación de los huesos y esto incluye, por supuesto, la columna vertebral, que es nuestro soporte. Por esta razón el trabajo debe empezar desde los músculos y existen varios estiramientos para corregir la postura que son muy efectivos, ¡así que empieza a estirartus músculos!

Algunos estiramientos para corregir la postura

Una postura errónea al girar el cuello genera dolor.

1. Estiramiento de cuello con la barbilla hacia atrás

  • Párate derecho, con los pies en paralelo a la altura de las caderas y empuja la barbilla hacia atrás con la ayuda de los dedos.
  • Cuenta hasta tres y luego relaja.
Debes hacerlo con mucho cuidado para evitar lesiones en el cuello o empeorarlas en caso de que las tengas.

Beneficios

  • Fortalece los músculos de la nuca.
  • Reduce el dolor de cuello.
  • Mejora la postura de la espalda.

2. Estiramiento de brazos detrás de la espalda

  • Coloca los brazos hacia atrás y entrelaza los dedos.
  • Levanta los brazos lentamente hasta que sientas que el pecho se estire.
Recuerda no forzar demasiado tus músculos con esta postura. Si sientes dolor, relájate un poco.

Beneficios

  • Corrige la postura de hombros encorvados.
  • Libera la tensión en los músculos del pecho.
  • Libera la tensión de los hombros.

3. Estiramiento de brazos contra la pared

  • Acércate a una pared y estira uno de tus brazos de manera horizontal. La palma de la mano debe estar contra la pared.
  • Ejerce un poco de presión girando el cuerpo en dirección contraria al brazo que tienes estirado.
  • Mantén la posición durante diez segundos y repite el ejercicio con el otro brazo.

Beneficios

4. Estiramiento de los aductores de la cadera

mujer con dolor de espalda en oficina
  • Siéntate en el piso y coloca las piernas en posición de mariposa.
  • Junta las plantas de los pies y acércalos al cuerpo todo lo que puedas sin que esto te cause mucho dolor.
  • Con ayuda de los codos, lleva las rodillas ligeramente hacia afuera. Mantén la posición por 20 segundos.

Beneficios

  • Reduce la inclinación pélvica.
  • Reduce la curva de la parte posterior de la espalda.
  • Alivia el dolor de caderas y espalda baja.
Con estos estiramientos para corregir la postura podrás aliviar los dolores musculares y lumbares. También podrás reducir el estrés, el riesgo de lesiones y tu condición física mejorará notablemente.
Realiza los ejercicios a diario para obtener resultados. Recuerda que tu cuerpo viene acostumbrado a posturas erróneas y le tomará tiempo habituarse a adoptar posturas correctas.
Tener conciencia de tu cuerpo es primordial para que detectes y corrijas las posturas que no son adecuadas y te generan malestares. No es tarea sencilla corregir tu postura encorvada o de hombros caídos con solo pensarlo. Debes estar atento de mantenerte erguido y complementar este trabajo con ejercicios que, sin duda alguna, te ayudarán.
Si tu problema de postura es más severo quizás no será posible que lo corrijas tú solo y deberás buscar ayuda de un especialista. Lo importante es que te preocupes por mejorar tu condición física y a la vez mejorar tu autoestima.
Tener una buena postura te hará sentir más confiado e incluso mejorará tu aspecto físico.

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