martes, 4 de diciembre de 2012

SINTOMAS CELIACOS, UN TESTIMONIO REAL

Primeros síntomas de celíacos

Tengo un niño con alergia a la proteína de leche de vaca y ya se sabe que cuando existe una alergia alimentaria las probabilidades de desarrollar otro tipo de alergia o intolerancia son bastante altas. Por ello, cuando mi pequeño de dos años comenzó a hacer de la hora de la comida un auténtico drama, todos nos pusimos en alerta.
La pérdida brusca de peso, el rechazo constante a los alimentos, los periodos alternos de estreñimiento y diarrea y un ligero malestar abdominal fueron los síntomas valorados por el pediatra para que el diagnóstico de una posible celiaquía cobrara fuerza.

¿Cuánto tardaron los análisis?

Al observar estos posibles síntomas de celíacos se procedió a realizarle un análisis de sangre específico en busca de indicadores de esta enfermedad y en el caso de salir alterados se completaría con una biopsia intestinal.
La espera de resultados fue lenta y difícil. Costaba trabajo no pensar en el tema y aguardar de brazos cruzados mientras el peque seguía con el mismo cuadro de inapetencia y malestar.

¿Qué podíamos hacer mientras llegaban los resultados?

Su pediatra nos recomendó mientras tanto hacer un sencillo ejercicio de observación y anotación para lograr reunir más pistas sobre la posible existencia, o no, de una celiaquía o algún otro tipo de intolerancia o alergia alimentaria.
El ejercicio consistía en rellenar diariamente en una agenda el menú ofrecido al niño; los alimentos que comía y los que rechazaba; sus reacciones ante el plato de comida (ira, nervios, ansiedad, alegría, lágrimas, rechazo…); el número y tipo de deposiciones que hacía así como la inmediatez de las mismas tras las comidas; los rasgos más significativos de su carácter a lo largo del día (hiperactividad, somnolencia, apatía, desgana…); cualquier otro síntoma físico observable (gases, hinchazón abdominal, cansancio…)

Conclusiones personales

Más de un mes estuvimos practicando este sencillo ejercicio y, antes de tener en mi poder los resultados del análisis, casi podía asegurar que aunque si habían síntomas de celíacos mi niño, realmente, no era celiaco ni intolerante o alérgico a ningún otro alimento.
El cómo llegué a esa conclusión fue muy sencilla: no existía ningún tipo de relación entre los alimentos que tomaba y los síntomas que posteriormente mostraba. Simplemente mi hijo estaba pasando por una mala (malísima diría yo) racha con la comida: tan pronto rechazaba un plato de pasta como lo devoraba al día siguiente y su inapetencia no parecía estar ligada a ningún tipo de alimento concreto, como tampoco lo estaban sus deposiciones líquidas esporádicas o sus días de estreñimiento.
Es increíble lo muchísimo que podemos llegar a averiguar los padres con la simple y serena observación del comportamiento de nuestros hijos. Los niños pasan por malas rachas con la comida, algunos lo superan antes y a otros les dura bastante tiempo. Si bien no hay que obviar nunca un rechazo sistemático a los alimentos (pues este es uno de los primeros síntomas de una posible alergia o intolerancia) hay que guardar la calma y si sospechamos que puede existir ese tipo de problema debemos analizar todos los factores en su conjunto, anotando siempre la causa y el efecto inmediato.
De esta forma lograremos además aportar una valiosa información al pediatra consiguiendo, en la mayor parte de los casos, un diagnóstico más rápido y completo basado en la simple observación.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

Periodista especializada en temas de maternidad, alergia alimentaria a la proteína de leche de vaca en lactantes y niños, su repercusión y tratamient